Tengo la impresión de que la
danza en muchos campos ha dejado de ser la expresión de un sentimiento o una
idea y se ha convertido en una exhibición acrobática. Se consideran buenos
bailarines aquellos que pueden bailar prácticamente cualquier género musical incluyendo
algo de teatralidad. Eso es cierto, pero para poder transmitir el sentimiento
apropiado, es mucho mejor tener un contexto histórico, lo cual quiere decir que
no es sencillo bailar apropiadamente algo sin conocerlo a fondo. La tendencia
no es buena ni mala, cada uno elige que hacer.
Naima Akef, mi favorita de la historia. |
No ha sido posible definir con
precisión el origen de la danza árabe. Al parecer, no hay una fecha, un lugar o
una persona a quién atribuirle la invención de los movimientos del vientre
característicos de esta danza lo cual es perfectamente lógico porque es la expresión
de un pueblo que se forjó mucho antes que el nuestro y bajo una serie de
creencias muy distintas con respecto a la naturaleza que nos rodea y a nuestro
papel en la misma. Cuando alguien habla de danza árabe, la gente piensa
automáticamente en Arabia Saudí, repiten como loros que los sultanes tenían
numerosas bailarinas para su diversión y que el único propósito de la danza es
seducir hombres. Piensan también en “Mi bella genio”, en Shakira y en la danza
de los siete velos.
La danza del vientre se originó
en Egipto pero no se sabe con certeza cuándo. Los egipcios conformaron
Samia Gamal y Tahia Carioca |
una
civilización brillante que más adelante se fusionaría con la Griega en el
centro del conocimiento del mundo antiguo: Alejandría. Sin embargo, durante
mucho tiempo y debido a las dificultades geográficas, los egipcios permanecieron
solos, libres de invasiones, bajo la bendición del río Nilo que estructuró el
pensamiento de todo el pueblo y que forjó sus conceptos de la vida y de la
muerte. La fertilidad que confería el limo del Nilo a la tierra fue algo
atesorado por los egipcios puesto que esto permitía su supervivencia. La danza
del vientre es simplemente la expresión de un pueblo, la danza que uno
encuentra en una boda musulmana hoy en día y que bailan hombres y mujeres, tal
y como encontraría uno aquí gente bailando salsa, merengue, cumbia y pasillos (entre
otros que ya no se bailan, pero son autóctonos). Sin embargo, alrededor de toda
esta cultura que tanto dista de la nuestra, existen una serie de mitos creados
bajo la interpretación errónea de los ojos occidentales.
Nagwa Fouad. |
Es innegable que la danza del
vientre resulta bastante llamativa por el movimiento enfático de la cadera. La
tan famosa “danza de los siete velos” que tantas personas usan como referente,
por ejemplo, no existe. Este baile ficticio fue popularizado por dos razones
principales: la primera, Oscar Wilde que en su obra de teatro “Salomé” (que
posteriormente sería llevada al cine) describe una escena en que ésta presenta
una danza seductora despojándose de siete velos en una fiesta para agradar a
Herodes. En segundo lugar, está la popular bailarina exótica Mata-Hari, quien
sería acusada y condenada a muerte por espionaje durante la primera guerra
mundial y que al trabajar como cortesana y habiendo aprendido movimientos de
danza árabe, realizaba lo que llamaba “el baile de los siete velos”. La danza
árabe NADA tiene que ver con el striptease y el traje que se utiliza para
bailar es una adaptación para escenario que deja descubierto el abdomen con el
fin de observar los movimientos, especialmente las vibraciones que no son tan
evidentes con la bata clásica de saidi que se utiliza en las danzas folclóricas.
La danza egipcia era esencialmente
típica de reuniones pequeñas, fiestas (haflas) o ceremonias religiosas,
Fifi Abdou |
pero en
la década de los 20 con la llegada de los casinos a El Cairo, la danza invade
los escenarios de los mismos con el objetivo de entretener un público nacional
y extranjero, siendo protagonistas las mujeres, puesto que era los hombres
adinerados quienes asistían. También comienzan a aparecer en producciones
cinematográficas y se convierten en celebridades, de las cuales se habla en
todas partes. Para las décadas de los 30 y 40 aparece la fundadora de la danza
egipcia como la conocemos, Samia Gamal y también Naima Akef y Taheya Carioca,
quienes tienen un estilo bastante sofisticado, rutinas sin desplazamientos
grandes y movimientos recatados y dulces. Para los 60 y 70 aparecen Nagwa Fouad
y Soheir Saki, con un estilo un poco más “atrevido” y seductor, pero manteniendo
la elegancia. Para los 80 aparece Fifi Abdou, la encarnación de la fiesta, la
alegría y la expresión aún por encima de la técnica, de la cual no recibió instrucción
en sus inicios. Los movimientos de Fifi invitan a bailar, es increíblemente
alegre. Finalmente está Dina, actualmente la más famosa de Egipto y medio
oriente, con un estilo muchísimo más atrevido, no sólo en los movimientos sino
también en el vestuario y la expresión. Las dos últimas bailarinas han
despertado amores y odios y son bastante polémicas.
Dina |
Durante todo ese tiempo la danza
árabe llegó hasta occidente y se incorporaron elementos adicionales e incluso se han creado estilos nuevos como el tribal. Los abanicos de seda y las alas de isis por ejemplo, en realidad no son
egipcios ni acompañaban esta danza originalmente. Se utilizan para bailar temas
modernos puesto que al estar manipulando un instrumento, no se hace mucho
énfasis en los movimientos de la cadera, separando esta dinámica de la danza
clásica egipcia. Los bailes folclóricos, por su parte, pueden incluir bastones
de bambú (saidi), mantos gruesos y de colores oscuros (melaya), faldas llenas
de arandelas sobrepuestas (hagalla) y amplias batas de colores brillantes (khaleege).
Puede utilizarse también el sable o el candelabro, que son instrumentos egipcios o el velo, del cual no hay constancia histórica exacta que muestre el momento en que fue utilizado en la danza.
Margot Fontayn |
Bailar cualquier tipo de danza es
complicado. Todo indica que debe encontrarse un balance entre la técnica y la
expresión, siendo esta última la más difícil de conseguir porque implica
entender no sólo los movimientos sino la estructura de la música, la historia que
hay detrás y además hallar la forma de expresar todo eso. Sucede en todo tipo
de danza. En cuanto al ballet por ejemplo, decían que Margot Fontayn no tenía
buenos pies porque el arco del pie no era lo suficientemente pronunciado y
tenía las piernas cortas. Sin embargo, verla bailar es mágico, tanto, que llegó
a ser prima ballerina assoluta, un reconocimiento que han logrado pocas
en la historia.
Otro ejemplo sería Maya Plisetskaya, nadie ha interpretado a
Odette y Odile en el Lago de los cisnes con
tanta emoción como ella, su técnica
es buena, pero llama la atención más que muchas otras por la teatralidad y la
pasión que muestra al bailar. Habrá que buscar con el tiempo y esperar
pacientemente a dónde nos lleva la corriente de la tradición y de la música.
Habrá que seguir bailando.