martes, 17 de marzo de 2020

Coronavirus: más allá de los chismes

Había tenido tantas cosas que hacer estos días, que no tuve tiempo de leer fuentes confiables de información sobre la nueva cepa de coronavirus: COVID-19. Anoche finalmente, decidí buscar los informes epidemiológicos de la Organización Mundial de la Salud y los artículos científicos que se han publicado con respecto al tema desde la aparición del brote del virus en diciembre de 2019, en China.

Lo primero que hay que deconstruir es esa idea falsa sobre las enfermedades. Muchas personas creen que todos los agentes patológicos - virus, bacterias y parásitos - están descritos, se conocen y es sólo cuestión de tiempo para hallar una cura, porque ellos, invariables en el tiempo, simplemente cederán un día ante los avances de la ciencia. La vida - sin excepción alguna - es cambio, mutación, variabilidad. Los microorganismos en particular tienen altísimas tasas de mutación, es decir, cambian todo el tiempo para sobrevivir y cuando son agentes que causan enfermedades - porque viven en una célula huésped - logran conservar mecanismos para evadir su destrucción por agentes internos y externos. Por eso las bacterias son capaces de intercambiar genes que las hacen resistentes a antibióticos, los parásitos logran evadir al sistema inmune y los virus, los que más cambian de todos, son diferentes prácticamente después de abandonar a cada hospedero que tienen.

Para los médicos los virus no están vivos. Para algunos biólogos sí y para otros no. No todos los virus son iguales y están clasificados en órdenes, familias, subfamilias, géneros y especies justo como los demás seres vivos. En términos generales y para hacer el cuento corto, un virus NO es una célula, sino una especie de coraza de proteína con material genético dentro, que necesita entrar a una célula para replicarse. Eso es todo. Algunos tienen una membrana fluida que los cubre y les permite entrar más fácilmente a las células, como el coronavirus. 

Resultado de imagen de baceriofago
Mis virus favoritos son los bacteriófagos. Solo infectan bacterias. No hacen daño. Parecen de otro mundo.


Los virus como agentes patógenos son muy interesantes porque a pesar de tener una "dirección", es decir, una especie particular que pueden infectar, son capaces de combinarse con virus similares y saltar esa barrera. Muchos piensan que el COVID-19 fue fabricado en un laboratorio porque parece provenir de una cepa de coronavirus de un murciélago. Créanme: hice virus en un laboratorio para mi tesis de pregrado y maestría y no es una cosa sencilla. Mi objetivo era modificar genéticamente unas células usando esos virus que yo misma obtenía en cajas de cultivo y al menos la mitad que producía eran defectuosos. De los que restaban, en la gran mayoría de los casos, no lograba una infección eficiente. No es tarea fácil, si alguien dice que sí, es pura ciencia ficción. En cambio, los virus sí pueden combinarse naturalmente: para la muestra gripes porcinas, aviares, etc.

Ahora, lo que está en las fuentes confiables sobre esta pandemia es noticia en desarrollo. Es decir, NO se sabe mucho sobre este virus en particular, porque es nuevo. Los estudios están en curso en este momento y los mecanismos moleculares y fisiológicos apenas se están estableciendo. ¿Qué se sabe? Técnicamente, NO es una gripa, no es el virus de influenza. El material genético se parece en un 80% a un coronavirus de un par de especies de murciélago y en un 70% al SARS, otro coronavirus que infecta humanos. La tasa de mortalidad - que por cierto cambia conforme se analizan más datos - parece alcanzar el 4% en las muestras poblacionales más grandes. Sin embargo, con el aumento del número de casos y teniendo en cuenta que posiblemente muchos portadores del virus no se identifiquen por ser asintomáticos, esta no es la última palabra. El número básico de reproducción (R0) de este virus, es decir, el número promedio de casos nuevos que se generan a partir de un individuo infectado oscila - en varios artículos - entre 3 y 4: esto es, cada persona contagiada probablemente contagiará a otras 3 o 4. Hay R0 más altos como el sarampión (12-18) o la viruela (5-7) (un saludo para los antivacunas), pero eso no implica que el caso sea irrelevante. En realidad, es complicado, en especial porque hay muchas cosas que aún no se saben.

Parece existir una mayor probabilidad de contagio en pacientes con problemas cardiovasculares y/o hipertensos. No encontré un artículo que realmente compare rangos de edades, es posible que se afirme que son más vulnerables los mayores de 60 años porque son la población con mayor probabilidad de enfermedades crónicas y mayor tendencia a complicaciones de salud. Las personas contagiadas y con síntomas presentan fiebre y una dificultad respiratoria importante, el virus compromete los dos pulmones y en las tomografías se observa una opacidad, esto quiere decir, una mancha en los pulmones producto del líquido que posiblemente causa la respuesta inflamatoria a la infección. La complicación más frecuente es un síndrome de dificultad respiratoria aguda, es decir, los pulmones se llenan de líquido. Esto NO quiere decir que le sucede a todo el mundo, pero en quienes se complica, esto es lo más frecuente. También hay algunas complicaciones renales, pero en menor proporción. 

Dadas las circunstancias y en lo posible, la medida de aislamiento social es una buena idea. En un mundo globalizado como el que vivimos, donde quienes portaron el virus venían normalmente de tres o cuatro destinos internacionales, de todas partes en el mundo, cruzando al menos dos océanos, es normal que la propagación sea tan alta y más aún con el número de casos asintomáticos que existen. Si bien no hay que entrar en pánico, tampoco hay que asumir que esta es una gripe normal, como la influenza estacional, porque claramente el cuadro clínico puede complicarse mucho más que eso. Simplemente hay que entender que estos procesos de surgimiento de enfermedades son parte de la vida misma, que los virus mutan todo el tiempo y que quizás antes, habíamos sentido estos procesos mucho más lejanos. Y hay que tener higiene, que nunca sobra, no sólo cuando suena el nombre de un virus por todas partes. 

La vida es un ejercicio de paciencia

Esto puede parecer increíblemente pretencioso pero la verdad es que no lo es: he tenido casi siempre como una costumbre general de vida no l...