Mi selección de libros próximos a leer solía estar guiada por un listado
que tenía en una libreta desde hacía mucho tiempo, la cual incluía las obras
más clásicas de la literatura. Nunca me ha gustado leer en tablets o en el
computador, no siento la misma emoción ni me conmueve tanto como sentir las
páginas del libro, apreciar el olor del papel nuevo y las imágenes o los tipos
de letra de las portadas y contraportadas en físico.
Hace ya bastante tiempo, estaba en la Panamericana con Mafe viendo
libros y de repente me señaló uno de Isabel Allende y me dijo que era un libro
divertido. Me acerqué a verlo, estaba en promoción, pero por alguna razón no me
llamó la atención comprarlo, no había escuchado de la autora, ni del libro y -
a riesgo de sonar bastante hippie - de alguna manera el libro no me llamaba.
Pasó el tiempo y abandoné esa costumbre cuadriculada de comprar solo libros
clásicos, aquellos que estaban incluidos en mi lista y decidí abrir las ideas
hacia otros autores de los que no sabía mayor cosa, sólo por curiosidad y para
ampliar mis perspectivas. Comencé a seleccionar los libros que compraba solo
por observarlos detenidamente, como si de alguna manera me hablaran y así mismo
elijo el siguiente que leo, como si un hilo invisible me llevara directamente
hacia un título en particular. No recuerdo bien qué estaba buscando cuando me
volví a encontrar de frente con "La casa de los espíritus" de Isabel
Allende pero esta vez, decidí comprarlo. Después de terminar con "El libro
de los sueños" de Borges, prácticamente soñé con el título del libro de
Allende y decidí comenzarlo inmediatamente. Para mi sorpresa, me gustó
bastante.
Isabel Allende es una escritora chilena, ganadora del Premio Nacional de
Literatura de su país natal en el 2010. Descubrí que tiene un gran éxito en
ventas de sus libros, aunque la crítica la ha catalogado como una mala
escritora e incluso hay quienes han afirmado que no es una escritora de verdad.
Sin embargo, como para gustos los colores, voy a hablar de mi experiencia, la
cual fue bastante grata.
El libro tiene una narrativa sencilla pero dinámica, bastante clara y
entendible y relata con fluidez la historia familiar a través de varias
generaciones de los Trueba. No tuve que releer ninguna de sus páginas como
sucede con quienes tienen un estilo más complejo, tampoco señalé ninguna frase
que considere que deba recordar para la vida, como me ha sucedido con otras
obras. Mi conocimiento en cuanto a las estructuras literarias es más bien
limitado, pero desde el punto de vista del lector, debo decir que fue
divertidísimo leerlo. El pasar de la historia se menciona solo desde el punto
de vista de los personajes, sin hacer hincapié en asuntos más densos, pero tal
vez es precisamente por esa razón que uno termina de leerlo rápido, además de
la curiosidad de saber qué pasa por pequeñas menciones cortas sobre el futuro
de los personajes. No llega al extremo de ese estilo desparpajado que tienen
algunos autores, donde uno siente que se ha perdido el límite entre el lenguaje
hablado y el escrito, por lo cual me pareció bien construido y probablemente
dirigido a una gran diversidad de público. Nuevamente, no se encuentra uno con
una epifanía, pero es bastante agradable y definitivamente, uno de mis
recomendados. Supongo que fue una buena decisión dejar de lado las listas
cuadriculadas.
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