viernes, 9 de marzo de 2012

"Protestas"


Vamos a aclarar una cosa y espero que sea evidente para todos: en NINGÚN lugar del mundo, por más desarrollado que sea hay sistemas de transporte que permitan a todos los usuarios ir cómodamente sentados en sillas idénticas a las de la sala, con cojines finos y suaves que los lleven a su destino como si fueran viajando entre nubes. Puede parecer exagerado decirlo así, pero lo hago porque es increíble el número de personas que han utilizado ese "argumento" para la protesta. Hombre, sí, así debería ser, pero el “argumento” se cae cuando uno habla del índice de crecimiento poblacional humano durante las últimas décadas, el cual se obtiene relacionando el número de nacimientos, el de muertes y el de migración en una ciudad cualquiera y determina que jamás una plaga en el mundo natural había alcanzado proporciones tan descomunales. Efectivamente, tenemos que usar medios de transporte, merecemos que sean limpios, organizados y cómodos pero también hay que aceptar que somos muchas personas y que el problema no se limita al sistema Transmilenio. ¿O es que no se han ido en racimo humano colgando en un bus, rogando a Alá, Buda, Dios o quien sea porque el de adelante no se suelte para evitar un trauma craneoencefálico en el andén? ¿O no se han ido en un taxi con el taxímetro evidentemente intervenido rogando de nuevo a la deidad de preferencia porque el tipo no les haga el paseo millonario, los atraque, mate o viole? Yo sí.

Transmilenio es una buena idea, pero colapsó y eso no lo niego. De hecho, todos los “sistemas” de transporte de esta ciudad - que en realidad no son sistemas - colapsaron horriblemente y nos atropellan a diario. Sí, en Transmilenio no envían suficientes buses para el volumen de público que hay que transportar y hay que ir como sardinas enlatadas, pero no hay que desconocer que los inconscientes conductores de los buses manejan como locos y arman carreras entre ellos, los taxistas hacen lo que les da la gana con los usuarios incluyendo darse el lujo de rechazar una carrera porque no les sirve para luego quejarse porque no hay trabajo. Si nos vamos a quejar, quejémonos contemplando todos los panoramas.

Ahora, hay otro problema que no se soluciona con más buses sino con educación y civismo. Sería buenísimo que la gente no se le botara a uno encima, que dejaran salir antes de entrar, que transitaran por la DERECHA (¿es tan difícil en serio?), que no hicieran visita en los puentes, que dejaran los codazos para pasar a una miserable silla, que dejaran de adornar las puertas cuando llega el bus que no les sirve y que evacuaran la puerta cuando hay espacio en el centro del bus. Se les agradecería también - y creo que hablo por todos los que somos de baja estatura - que dejaran de cogernos de perchero o de mesa de apoyo, tan queridos.

Para finalizar, no me opongo en ningún momento a los mecanismos de protesta, de hecho, considero que el pueblo debe hacer uso del mismo para mejorar la calidad de vida. Pero lo que pasó hoy no es una protesta, es vandalismo visceral y puro. Mi mamá estuvo atrapada en un Transmilenio durante dos horas, acurrucada en una silla, rogando porque el grupo que se tomó la estación a punta de piedra no decidiera bajarlos del bus o apedrearlo. Alcanzó a ver que allanaron la estación y asustaron a los funcionarios del sistema, se llevaron el dinero que tenían y no les importó incluir personas ajenas a la demostración de violencia tan bárbara que fue este show. Hay que protestar de verdad, con argumentos, sin acabar con la infraestructura, sin demostrar que es sólo aprovechar la coyuntura para aterrorizar a la ciudanía. Esto no logra nada, más que la furia de muchos de nosotros.

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