jueves, 25 de julio de 2013

Simplemente me da la gana

Que por qué estoy haciendo una maestría, que si quiero un doctorado, que si ya estoy pensando en casarme, que si no quiero que mis hijos me conozcan joven, que por qué no supero el trauma del colegio, que por qué ya no escribo como antes, que por qué no me voy del país, que por qué no tengo novio o busco uno, que por qué no creo en dios, que por qué sigo haciendo lo mismo o por qué hago esto o lo otro…las razones a todo eso son simples: porque se me da la gana ¿algún problema con eso?

Tengo cada día un conflicto más serio con ese “deber ser” que quién sabe de dónde carajo saca la gente y que les permite asociar hasta el más mínimo aspecto de la vida de los demás con un acto casi obligado sin razón aparente. Desde que me gradué de la universidad muchos se han empeñado en preguntar si ya me voy a casar, “porque como ya tiene la carrera…”. Pues no: es que yo no estaba en una escuela de señoritas para poder conseguir un mejor “marido”. Yo estudié biología porque de verdad siento un amor profundo hacia mi profesión, porque siento que el mundo podría arrebatarme todo, absolutamente todo excepto eso que me hace tan feliz cuando leo, hablo, trabajo y escribo sobre biología. Que si ya pensé en casarme o tener hijos y que afortunadamente puedo conseguir un tipo profesional. Una profesión no me impresiona. Usted tiene un título, yo también, eso no nos hace ni mejores ni peores.


La indignación hacia quienes piensan diferente, la falta de respeto hacia las ideas, el tratar de imponer la visión propia del mundo en otras personas, la condena inamovible hacia los demás…resulta un poco insoportable. Tratar de justificar absolutamente cada paso que se da ante quienes nos rodean es agotador y absurdo. Y es que no es tener que explicar, porque hay quienes tienen interés genuino por conocer razones, es tener que defender las ideas como si fueran una tesis de doctorado ante una jauría de lobos que está esperando el más mínimo error para condenar, desmembrar, invalidar y acabar. Estaba pensando que esa es una de las principales razones por las que nuestra especie no me simpatiza mucho. Luego contrasta alguna expresión artística o una idea genial y trato de olvidarme de ese ligero desprecio.

2 comentarios:

  1. Ay Diana...te lo dije. Sacar las cosas así tiene su efecto terapéutico y espero que haya salido de esa forma, recuerda que ambos usamos la catarsis como método de expresión, por lo tanto no es medida, ni mucho menos acomodada al gusto ajeno. Es catarsis. No queremos comprensión, no por creernos incomprendidos, sino que nos comprendemos tanto a nosotros mismos que encontramos las palabras exactas para expresar aquello que justamente en determinados momentos nos puede rayar. La tenemos clara, es la idea el motor de la palabra y no al revés, porque cuando sucede de esa manera terminamos diciendo de todo, menos lo que realmente sentimos.

    Son espacios que uno tiene, el que lo rechaza por lo general no logra ver esas cosas consigo mismo, porque sabes qué? ¡Todos las tenemos! El asunto es que otros viven tan metidos en vivir la vida de otros, que al no asumir la vida propia ¿Adivina qué? No logran asumir la vida de quienes realmente la viven, siendo ellos mismos. Tal como lo expresas.

    ¿Ves que no es tan difícil? Pobre de aquellos que hasta inventan estados emocionales según su conveniencia, tú no sufres de esos. Sufres porque crees que a los demás les importa ¿Te digo algo? No les importa, porque no saben diferenciar lo importante de lo urgente, solo lo sabe cada uno de nosotros.

    Ese mi comentario.

    Pdta: Déjese querer Diana, déjese querer. *Le manda un puño por correo*

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