“I want to touch people with my art. I want them to say 'he feels deeply, he feels tenderly'.”
Nunca había estado en alguna clase de arte antes, salvo por una siendo adolescente que tuve que interrumpir por diversos problemas. El año pasado decidí entrar al curso de "La luz y la sombra en el dibujo artístico" en la Nacional y me encontré de frente con el arte en la academia, muy diferente de mi ejercicio autodidacta que progresa a punta de ensayo y error y tutoriales de YouTube. Fue la primera vez en la vida que un profesor me preguntaba cómo me sentía varias veces durante la clase y en donde la frustración, la alegría y cuanta emoción lleve uno en el alma es la materia prima para realizar la clase. El arte es eso, finalmente, puro sentimiento. La finalización del curso coincidió con el estreno de "Loving Vincent", la película animada basada en varias de las más de 900 pinturas que dejó Van Gogh al morir en extrañas circunstancias.
La vida de Vincent Van Gogh comenzó complicada. Le dieron el mismo nombre que a su hermano mayor mortinato, por lo cual vio desde muy pequeño cómo sus padres sufrían por un primogénito perdido frente a la tumba que llevaba su mismo nombre. Vincent no fue un estudiante aplicado, sino más bien ese hijo del que nada se esperaba porque comenzaba las cosas pero nunca las terminaba. Lo que sí se mantuvo a lo largo de toda su vida fue el amor por el arte, que encontró su apogeo en París, donde había ido como parte del negocio de comercio de obras de arte de su tío. Fue despedido de la galería y también de muchos otros trabajos e intentos de ingreso a universidades por su incapacidad de subordinarse. A veces tengo la sensación de que muchas de las grandes mentes del mundo padecen por lo mismo. Decidió entonces ser un predicador pero llegó a extremos complicados debido a su actitud y su falta de desenvolvimiento social. Su hermano menor, Theo, quien sería una figura de gran importancia en su vida, le convenció en el punto más álgido de dedicarse a la pintura, con el apoyo económico que él le ofrecía (y le ofreció siempre). Pintar no es nada barato. Los materiales son costosos y se requiere invertir una gran cantidad de tiempo, por lo cual vivir de la pintura resulta una labor heroica. Sin Theo, Vincent no habría podido pintar nada.
Vincent anduvo como judío errante por diferentes ciudades, haciendo y perdiendo amigos, quizá por la dureza de éstos o por la sensibilidad de él y con varios fracasos amorosos en serie. Al parecer vivió con un presupuesto muy bajo e incluso mal alimentado la mayor parte del tiempo. Vincent no tenía un temperamento fácil y Theo fue muy paciente con él. Juntos en París de nuevo, logró convencerlo de pintar utilizando más colores, en lugar de los tonos terrosos y oscuros que había utilizado hasta ese momento. París fue su mejor etapa, según dicen no sólo por el embriagante ambiente de la ciudad sino también por la influencia del arte japonés, hermoso, sencillo y colorido. Sin embargo, su salud mental y emocional no era precisamente la mejor. Abandonó la ciudad de la luz y se fue al sur de Francia, a Arlés donde siguió pintando un sinnúmero de paisajes y personas que veía, con ese estilo que todos conocemos de pinceladas gruesas y fuertes y colores vivos. Intentó formar un taller de artistas con un pintor de apellido Gaugin, pero hubo serios altercados entre los dos artistas y no se sabe bien cómo, Van Gogh terminó cortándose el lóbulo de la oreja izquierda con una navaja, tras una gran discusión con Gaugin que marcó su partida de Arlés. Hay quienes afirman que no fue una auto-mutilación sino un ataque, pero como muchos momentos de la vida de este polémico artista, no se sabe a ciencia cierta qué pasó. Lo cierto es que Vincent fue luego del incidente con el lóbulo cortado envuelto en un pañuelo y lo entregó a una prostituta en un burdel cercano. Luego de este incidente y el matrimonio de Theo, Vincent termina recluido en un hospital mental desde donde pintó mi obra favorita: "La noche estrellada". En teoría, esta época estuvo marcada por un gran desequilibrio mental del pintor, pero quienes han analizado sus obras afirman que Van Gogh nunca pintó en algún estado de perturbación mental y que sus obras fueron realizadas en perfecto control. Para mí, Van Gogh era más bien un alma torturada.
Vincent terminó su vida en Auvers-sur-Oise. Al principio, pareció ser la época con mayor tranquilidad y creación artística, bajo el cuidado del Dr. Gachet. Pero luego, atacan de nuevo la ira y la depresión hasta sellar su destino con una herida de bala en el pecho que le cobrará la vida dos días después en la cama que tenía en una pensión del pueblo. Vincent murió de 37 años, tras ir al campo a pintar y regresar herido sin sus implementos artísticos. Nunca fueron encontrados. No se supo bien qué pasó, algunos dicen que fue un suicidio y otros que fue un homicidio. Theo murió 6 meses después y fue enterrado junto a su hermano.
Van Gogh hace un uso del color que expresa mucho. Quizás por eso me gusta tanto. No pretende ser realista sino exagerar, para expresar mejor lo que está viendo, como si uno le pudiera subir el "volumen" observable a las imágenes. Él decía que así podía expresarse con más fuerza. En vida únicamente vendió tres cuadros y la apreciación de su estilo sólo ocurriría después de su muerte. Este artista, que vivió de lo que podía darle su hermano, fue el creador de una de las obras más caras del mundo (El retrato del Dr. Gachet), vendida por 82.5 millones de dólares. Y jamás lo supo. Tampoco supo nunca que inspiró junto con otros artistas a toda una generación de pintores y que su estilo marcaría el punto de partida del expresionismo (de nuevo, junto con otros artistas). Van Gogh no supo nunca lo grande que fue para el mundo.
La película me encantó y me causó una tristeza infinita. La vida de Vincent Van Gogh no fue fácil y sin embargo, logró sacar de ella una colección de creaciones maravillosas. Tal vez eso es lo increíble de los humanos, en medio de todas las cosas tan terribles que podemos ocasionar.
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