"Campanas que encierran el alma de todo París"
La imagen de las llamas que enfurecidas consumían la catedral de Notre Dame le dio la vuelta al mundo a través de todos los medios de comunicación. Las reacciones han sido variadas: algunos escriben que es un hecho lamentable mientras otros se burlan de los primeros por dar tanto valor a un edificio viejo que ni siquiera es de su país natal. Otros publicaron las fotos de cuando visitaron la catedral parisina mientras algunos más comparten imágenes defendiendo los patrimonios culturales de Suramérica o incluso de medio Oriente. Yo no conozco París. Nunca me he tomado una foto en Notre Dame. Lo más cerca que he estado de ella ha sido a través de las bellas palabras, frases y párrafos, en un libro que es para mí, una de las más grandes obras de la historia, al menos de los que yo conozco.
Victor Hugo es enorme, en especial por dos obras bellas y realistas que reflejan aspectos importantes de la historia de Francia. La real protagonista de Nuestra Señora de París es Notre Dame, sin duda. Ese imponente edificio gótico que presenció la tragedia de Quasimodo y Esmeralda, la persecución de los gitanos y la corrupción de la iglesia. El símbolo del conocimiento del mundo de su época, la catedral que esconde en cada bóveda la búsqueda de la iluminación, el alcance de la mente humana en una época ya remota, pero que está impresa en el alma del pueblo francés. Es más que un edificio, más que una iglesia. Es un símbolo profundo de la historia occidental y un testigo silencioso y perenne de muchas facetas de la humanidad.
La historia de Quasimodo es mucho más cruel de lo que se ve en la película de Disney. Y eso que es una gran adaptación, teniendo en cuenta que es una película animada, para un público infantil. La banda sonora sí que me sonaba en la cabeza mientras leía el libro, porque así lo plasma Victor Hugo, dramático, visceral, real, doloroso. Esta fue la primera novela en la que se habló de la historia de un pueblo entero, de un sentimiento colectivo y de una realidad cruel para unos y mejor para otros a través de Notre Dame, que es, como ya dije, no solo el ambiente donde se desarrollan las historias sino también la protagonista omnisciente. Fue la primera vez que alguien habló de personajes marginales en la literatura como protagonistas, quienes se encontraban en las noches en la corte de los milagros, la sede de aquellos que viven en la calle y que enfrentan una realidad mucho más difícil que la simple división entre el bien y el mal. La historia no sólo está muy bien escrita, conmueve muchísimo. Y uno prácticamente se siente en el edificio, con las gárgolas y encerrado con Quasimodo ante el sonido incesante de las campanas.
Victor Hugo logró su objetivo de salvar a Notre Dame. Esta no es la primera vez que alguien dice que no vale la pena sufrir por un edificio viejo. Para el siglo XIX y con la fiebre del barroco, el arte gótico les parecía a muchos europeos una aberración que debía borrarse de la capital francesa. La iglesia había sufrido los mayores daños en la historia después de la revolución francesa y la fiebre de demoler los edificios antiguos alcanzó a tocar a la catedral y ponerla sobre la mesa de discusión. Victor Hugo había intentado por todos los medios de persuadir a las personas sobre la importancia de conservar el símbolo de su historia y de su cultura completamente en vano. Publicar panfletos y escritos cortos no parecía dar resultado. Fue entonces cuando aprovechó la petición de una novela y publicó en 1831 "Nuestra Señora de París", que logró traer de regreso los sentimientos de los parisinos sobre la catedral. Es increíble todo lo que el arte puede despertar en las personas. Es increíble también que su preocupación le haya permitido escribir en apenas 6 meses la obra maestra de casi 600 páginas.
Cuando vi los videos de Notre Dame ardiendo, sentí una profunda tristeza. Sé perfectamente que no soy europea, que jamás he ido a París y que nunca he visto la catedral. Pero sí pude sentir lo que quiso decir Victor Hugo en su extenso mensaje publicado hace más de 100 años. Es la prueba de que sigue vivo. También sigue viva ella, allá donde los celtas trazaron el centro de lo que sería la ciudad de la luz, donde se coronó Napoleón, donde se celebró la liberación de la ciudad después de la guerra y aquella que se salvó de la detonación ordenada por Hitler.
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