martes, 20 de septiembre de 2011

La Inminente Selección


Caño Cristales. (Meta, Colombia)

Escuchar a la gente hablar sobre conservar y cuidar el ambiente está logrando hastiarme lentamente. Y no me malinterpreten, con esto no quiero decir que estoy a favor de acabar con cuanto recurso natural queda, pero sí estoy cansada de escuchar falsas promesas, razones sin fundamento, propuestas absurdas. La vida es de libre albedrío y todas las personas tenemos derecho a expresar opiniones, pero soy de los que piensan que emitir un concepto realmente valioso requiere necesariamente de conocimiento y lógica, pero sobretodo respeto hacia las opiniones de los demás. Detesto cuando algunas personas expresan ideas que carecen de fondo y que son además impositivas, que no escuchan razones ni respetan posiciones diferentes a las propias. Cabe anotar también – y a riesgo de parecer un tanto irracional y ególatra – que me molesta profundamente cuando la gente opina de lo que no sabe, especialmente si se trata del medio ambiente. Para la mayoría de las personas la biología es más bien inútil y los biólogos venimos siendo unos locos que hablamos con los delfines, pero para opinar sobre excavaciones mineras y petroleras, explotación de recursos hídricos, caza indiscriminada, deforestación, inundaciones, ahí si tienen derecho a opinar todos y no sólo eso: son expertos en el tema.

Lo que me tiene cansada no es sólo escuchar barbaridades sino también las “soluciones”. Y es más, lo que me hace sentir esta horrible impotencia es saber que esas soluciones no sólo sirven como treta política para algunos o parecer intelectuales para otros sino que en realidad, no hay mucho qué hacer. Sí, yo reciclo, trato de cuidar el agua lo más que puedo, no dejo basura en la calle y hago lo que puedo para “cuidar” al ambiente, al menos lo que está a mi alcance que – dicho sea de paso – no es mucho que digamos. Conozco también muchas personas que lo hacen y estoy convencida que aún cuando ese grano de arena sea tan pequeño, de algo ha de servir. Pero hay una realidad innegable que no pierdo de vista y que me oscurece el panorama inmensamente: la población humana ha excedido con creces los límites que puede sustentar la tierra y por más que pretendamos cuidar los recursos no hay forma de detenernos. No sólo somos muchos, sino que nuestra compleja estructura social depende enteramente de un sinnúmero de cosas que no podemos dejar de explotar, incluyendo lamentablemente a otros seres vivos. Lo peor es que no sólo está lo que no podemos evitar afectar sino que también hay quienes lo afectan por gusto, maltratan animales, los utilizan para obtener pieles y los matan sin compasión, en fin…

Río Bogotá. (Bogotá, Colombia)
Lo cierto es que estoy convencida que a pesar de tener geniales ideas y buenas intenciones no es mucho lo que podemos hacer para cambiar el panorama de un planeta sobre-explotado que por cierto ha pasado por peores situaciones y probablemente resistirá el abuso. No podemos hacer mayor cosa porque el rendimiento de la agricultura tradicional simplemente no alcanza para alimentar tanta gente (y eso que una gran parte de la población mundial muere de inanición), porque el petróleo se necesita cada vez más para mover cuanta máquina nos inventamos que por cierto emite enormes cantidades de dióxido de carbono, el cual junto con otros gases contaminantes han cobijado la atmósfera impidiendo que salgan los rayos infrarrojos que provienen del sol, atrapando el calor en el planeta. No podemos hacer mayor cosa ante el cambio climático que produce esta capa de calor, ante la posibilidad de fusión del hielo polar y en consecuencia la muerte de especies animales y vegetales cuyos hábitats cambiarán tanto que muchos se extinguirán mientras otros sobrevivirán (aunque eso es finalmente una selección de especies). Hay demasiados individuos de nuestra especie, que comen, beben agua, consumen recursos, tienen grandes industrias, fábricas, contaminan…la población se ha salido de control y el estilo de vida que llevamos no colabora mucho. Insisto en mi idea: la tierra sobrevivirá a esta dura prueba, los únicos que estamos representando una fuerza de selección hacia nosotros mismos somos los humanos.


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