sábado, 24 de septiembre de 2011

Cambio de Roles


Me gusta mucho mi trabajo actual. Siempre dije que yo no había nacido para enseñar, que no tenía paciencia, comencé a estudiar biología y a trabajar en el laboratorio y soñaba con  pasar días enteros encerrada con colegas, con bata y gafas (única ocasión en que me gusta utilizarlas porque da ese aire de intelectualidad), haciendo experimentos, vigilando cultivos de Leishmania infantum, sintetizando virus, manipulando linfocitos. Durante el desarrollo de mi tesis vivía justamente así, tiempo completo en el laboratorio tratando de transfectar unos linfocitos humanos para que expresaran la proteína verde fluorescente (GFP) que está tan de moda estos días. Repetí infinidad de veces los experimentos y finalmente mejoré la eficiencia de transfección hasta un 40%, cuando los resultados iniciales eran del 0,1%. Fue increíblemente gratificante.

Sin embargo, me gradué y tuve que conseguir trabajo y para mi sorpresa fue justamente como profesora de biología y química en un colegio. Parecía que la vida me dijera: “¿ves por qué no debiste decir que no querías enseñar y menos en un colegio?” Comencé muerta del susto, no sólo porque jamás había enseñado sino porque era como estar en medio de “Jamás Besada”. El colegio fue una experiencia ligeramente traumática para mí y lo último que quería era regresar. Pero tenía que hacerlo y ha salido bastante bien.

Lo apasionante del ejercicio pedagógico - al menos para mí - ha sido lo mucho que he aprendido, justamente porque soy una ñoña sin remedio y aprender cosas nuevas es lo que más me gusta hacer en la vida. Pero no sólo he aprendido al recordar e integrar conocimientos antiguos sino también he aprendido a escuchar a mis estudiantes, a detectar qué les gusta y qué no, a evaluar cómo es la forma en que mejor aprenden. Ellas me han enseñado también muchas cosas, más a nivel personal que académico y me han sorprendido gratamente con buenas calificaciones y con análisis de buen nivel. Cuando una estudiante se pregunta después de una explicación de genética: “Pero entonces… ¿aparecería primero el ADN o el ARN?” es porque uno debe estar haciendo algo bien.


Los sábados doy una clase de biología en la mañana y en la tarde voy a mi clase de danza árabe. Encuentro refrescante el cambio de roles. Es divertido ser profesor, estar atento a las preguntas, poder contestarlas, enseñar cosas que a veces los estudiantes encuentran interesantes. Pero yo, una apasionada por excelencia de la academia, a veces necesito volver a ser la estudiante, hacer preguntas, esperar que me las respondan y estar atenta a las cosas interesantes que puedan enseñarme.

2 comentarios:

  1. ¡Excelente!!!! Ese es el mundo que debemos vivir y disfrutar. XD

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  2. Aclaro que igual quiero regresar al laboratorio...esta vez con células madre...pero tampoco me alejaré de la docencia.

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