Siempre he pensado que construir una amistad no es nada fácil pero
ciertamente es más sencillo –al menos para mí - que esa amistad sea con un
hombre y no con una mujer, tanto que hay otra entrada en este blog que lo
menciona. Sin embargo, se corren algunos riesgos, la relación puede ser una
amistad fuerte de esas que duran toda la vida, pueden comenzar a cambiar los
sentimientos o puede romperse por algún agente externo. En mi vida he
enfrentado los tres tipos de situaciones: tengo amigos del alma con los que
jamás ha pasado nada (ni pasará), amigos por los cuales han cambiado
eventualmente los sentimientos hacia atracción y gusto y amigos con los que ya
no hablo, básicamente por novias celosas.
Siempre he pensado también que la amistad entre un hombre y una mujer atraviesa por lo menos menos cuatro etapas
diferenciables:
1. La inicial está llena de
sorpresas y emociones al descubrir los gustos compartidos y las afinidades, en
la que comienzan a construirse lazos y bases sólidas. Aún no hay suficiente
confianza para compartir confidencias, pero se adquiere con el tiempo.
2. La confianza ha alcanzado un punto importante, alguno de los dos
comienza a compartir preocupaciones, problemas, solicita consejos y en general
habla de cualquier suceso de su vida, lo cual hace que el otro se sienta cómodo
para hacer lo mismo. Lamentablemente, en algunas ocasiones (aunque en mi
experiencia el caso ha sido exclusivo de amistades con mujeres) en este punto
puede traicionarse la confianza, rompiendo completamente lo que ya se tenía y
dejando una gran decepción.
3.La confusión caracteriza esta etapa: hay precisamente tanta
confianza y química que uno empieza normalmente sin darse cuenta a ver con
otros ojos al otro. Representa un conflicto serio, especialmente porque uno no
sabe qué está pensando el otro, si se dio cuenta, si se va a dañar la amistad.
Alguna vez leí que si a uno le gustaba su mejor amigo, podría irse de rumba con
él y en medio de los tragos confesarle la verdad. Si el sentimiento es correspondido,
buenísimo, si queda un poco perturbado con la noticia siempre se puede alegar
demencia. Yo he llegado a un punto en que me termina fallando el filtro
cerebro-boca (aún sin el alcohol) y si ya estoy segura de lo que siento - y
además me gusta mucho - se lo digo y punto. Eso sí, se lo digo con
tranquilidad, aclarando toda la situación, le dejo la noticia para que la
digiera y me comunique lo que piensa. Yo cumplo con ser honesta, de ahí para
adelante es decisión suya, he concluido que prefiero decir las cosas y dejar de
mortificarme con ellas. Es evidente también que el plan de Rapunzel esperando
al príncipe en la torre sin hacer nada no va conmigo. La vida es muy corta para
vivir condenado por una serie de reglas que caracterizan a las “señoritas
decentes”.
4. Este es el que llamo punto
sin retorno. Aquí ya ha pasado por el momento de confusión, pero al
esperar un tiempo a ver qué tal, las cosas siguen su curso y sin que uno lo
note las esperanzas de llegar a algo más, simplemente se esfuman por diversas
razones: uno se da cuenta que en realidad como pareja no funcionaría, apareció
alguien que le movió más el piso al uno o al otro, decide “echarle tierrita” o
simplemente la atracción fue pasajera y uno recobra la percepción real de las
cosas. Todo depende de la situación, pero si uno ha alcanzado el punto sin retorno con un amigo y confía plenamente en él, lo más probable es que ya hay
una amistad que durará mucho tiempo. Puede que a veces se interrumpa por novias
celosas, viajes o discusiones, pero eventualmente la chispa seguirá ahí. Este
es el mejor momento de todos, aunque si la historia terminó en romance puede
imaginar el final que mejor le parezca, porque esos sí que son impredecibles.
Por supuesto mi teoría está sujeta a cambios, puede que no siempre
suceda de esta forma y creo que sólo responde al afán de clasificación que llevamos
implícito como especie. Son pocos los amigos con quienes he alcanzado el punto sin retorno, menos aún los que han llegado a gustarme realmente y no como
efecto de la “química amistosa” y el tiempo compartido y varios los que he
perdido por novias celosas. En la vida pasa de todo.
En las buenas y en las malas, esta es una amistad en el punto sin retorno, de esas que duran toda la vida. |
;)
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