Todos los semestres en el León de
Greiff ofrecen cursos libres de cualquier cantidad de actividades artísticas. Decidí
entrar a uno, había tango, salsa, samba, flamenco y árabe. Hacía poco había asistido
a clases de danza del vientre y me gustó bastante, así que me decidí por esa,
pero sólo logré conseguir un cupo el último semestre, cuando estaba haciendo la
tesis, no comía, no dormía y tenía una cara terrible. El horario no podía ser
peor, martes y jueves de 12 a 2 de la tarde, pero de todas maneras fui, al fin
y al cabo, era otra cosa diferente a lo que hago siempre. Para ese momento
tenía un dolor de rodilla permanente y el ortopedista me había dicho tenía pie
plano por lo que tuve que mandar a hacer unas plantillas especiales. Durante
los seis meses que estuve en clase, aprendí algo muy valioso y que jamás me
había imaginado: la postura es la clave de todo.
Yo estudié ballet, sí, la postura
es la clave para bailar. Pero he aprendido que la postura no sólo es útil para
acomodar el cuerpo y lograr un paso sino que también refleja muchas cosas de
uno mismo, cómo se proyecta al mundo, no solo en el escenario sino también en
la vida diaria. Me di cuenta que caminaba mal, terriblemente mal, que el peso
del cuerpo se apoya en puntos específicos del pie, que un movimiento mal hecho
puede arruinar el tobillo e incluso la rodilla. Las correcciones de postura que
me hizo mi maestra comenzaron con el pie, me dijo que sería un proceso largo
pero que comenzáramos. Los puntos de apoyo del pie deben ser el talón y la
parte anterior, donde parece haber una especie de almohadilla como la de los
demás mamíferos además de los dedos. El arco del pie es el que permite dar un
paso, mi problema era que apoyaba todo el peso del cuerpo sobre él lo cual a la
larga me causaba un dolor de rodilla por desbalance del tobillo. Si el peso no
está firme en el talón, el tobillo tambalea y no proporciona estabilidad.
Problema generalizado ese, lo cual es visible especialmente en las mujeres que
caminan mal en tacones, les tiembla el pie y el tacón se tuerce ya sea porque
no saben manejarlos bien o porque el tacón es tan delgado que no brinda un buen
apoyo. Desde que aprendí eso, manejo mucho mejor los tacones y eso que aprendí
a usarlos desde niña, cuando bailaba flamenco.
Lo siguiente fue fortalecer el
tobillo, porque con tanto tiempo de caminar mal, era de esperarse que estuviese
mal. Para eso, ejercicios, pararse en puntas de pie, sostenerse así, bailar
así. De ahí seguimos con la rodilla para acabar completamente con el dolor
permanente que tenía, no estoy muy consciente de cómo lo arreglé, supongo que
fue producto de mejorar el tobillo y los pies. La cadera y el abdomen fueron el
siguiente punto, el centro de masa, el punto que sostiene el cuerpo, no la
espalda sino el abdomen. Es costumbre de la mayoría decir que para la buena
postura, hay que forzar la espalda a estar recta y lo cierto es que si uno
puede fortalecer el abdomen para sostener el cuerpo, la espalda adquiere la
forma correcta sola y se libera de sostener el pecho. Así también, el pecho se
eleva, los hombros se relajan y aunque cuesta mucho, uno logra finalmente dejar
de lado esa costumbre de verse tenso, de encogerse, de dejar la cabeza abajo,
la espalda encorvada y los hombros llegado a las orejas. Y todo mejora mucho.
Estaba pensando que cuando
estamos en el colegio, nos enseñan con toda seriedad matemáticas, física,
química, biología, español, inglés, historia, sociales…tenemos clase de música,
de danza, de arte y de deporte, pero la actitud de los docentes e incluso de
las directivas es clara: no tienen importancia. Nos hacen comprar trusas,
zapatillas, en algunos colegios hasta tutú y a la larga uno no es consciente de
los movimientos del cuerpo, no puede realmente hacerlos a voluntad sino
automático, ni siquiera se ha fijado si se sienta bien o mal, si camina derecho
o no, si los hombros lucen tensos, si las rodillas están flexionadas o
estiradas. Llevo año y medio mejorando la postura y al fin, he llegado a la
cabeza y la proyección. Seguimos trabajando.