domingo, 18 de agosto de 2013

El efecto pavo real


Estábamos hablando con Lorena de esas actitudes medio adolescentes sin sentido que uno adopta a veces cuando alguien le gusta. Me di cuenta que he recurrido exactamente a la misma herramienta durante varios años, a lo que llamo “el efecto pavo real”. El asunto consiste básicamente en tratar de llamar la atención de quien me gusta exaltando al máximo lo que considero mis puntos fuertes y atractivos reiteradamente. Por supuesto siempre falla por dos razones: la primera es que resulto ser bastante fastidiosa con el asunto y la segunda - que por cierto me parece muy curiosa - es que lo que yo considero cosas atractivas pasan desapercibidas y en ocasiones, las cosas de mí que no me gustan o que creo son más bien defectos resultan siendo atractivas para alguien. Un ejemplo tangible es que yo hablo mucho, lo cual considero un tremendo defecto mientras algunas personas me han dicho que les parece entretenido. Supongo que uno nunca sabe con certeza cómo se proyecta ante el mundo.


El caso es que durante mucho tiempo he tratado al máximo de mostrar a aquel que me interesa que bailo, que leo, que escucho música y una cantidad de cosas que en efecto son ciertas pero que enfatizo porque pienso que lo van a atraer. Y el asunto es que resulta bastante complicado porque uno se desgasta muchísimo y no logra mayor cosa (por no decir que no logra nada). Es más, Lorena me decía que la situación con la persona incluso se torna tensa porque uno está concentrado en proyectar un personaje que aunque no es necesariamente falso tampoco es completamente honesto. Lo cierto es que todos tenemos cosas buenas y malas y aquel que decida acercarse a conocerlo a uno tendrá que ver diferentes facetas en algún momento así como uno tendrá que ver características de esa persona que le gusten o no. Vivir pensando en ser aceptado y en complacer a todo el mundo bien sea para resultar atractivo o para al menos caer bien no solo cansa sino que hace que uno pierda esa chispa que lo hace quien es. Mejor liberémonos. Al que le guste bien y al que no, que se vaya.




1 comentario:

  1. ese esfuerzo para pavonearse es efectivamente agotador y peligroso. Sin embargo, es muy difícil, al menos para mí, no caer en él.
    Ánimo y suerte.

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