martes, 13 de agosto de 2013

Caballeros

Hace unos días Nathalia me contó que si ella iba a salir tarde en la noche - bien sea con amigos o a una cita- no la dejaban salir de su casa a menos que fueran por ella y garantizaran llevarla de vuelta. Yo estaba sirviendo una muestra en la cabina de flujo laminar y por poco daño el experimento porque lo que  me pareció más increíble no es que su abuela, madre y tía le exijan eso, sino que de hecho los tipos - bien sean amigos o pretendientes - lo hagan. Yo me reí a carcajadas porque pensé que era un chiste y ella me dijo que era en serio y que todos sus amigos lo saben y la molestan por eso, pero aún así, a pesar de llamarla Rapunzel y reírse, cuando salen van por ella y la llevan a la casa. Lo siguiente que pensé fue que si mi mamá hiciera la misma exigencia, probablemente yo no saldría jamás de mi casa, porque dudo que siquiera el 0.5% de mis amigos aceptarían tal condición. Si yo les dijera eso, probablemente se reirían a más no poder y saldrían sin mí.

He mencionado reiteradamente que todo ese asunto de victimizarse por ser mujer me ha colmado la paciencia hasta el hastío y sigo defendiendo la misma idea. Pero también tengo que aceptar - muy a mi pesar, debo decir - que aunque me he acostumbrado a la falta de caballerosidad, ese tipo de detalles y consideraciones son, digamos, bonitos. También son un tanto sorprendentes o es que yo definitivamente no me he encontrado muchos caballeros en la vida, porque admito que cuando un hombre me abre la puerta, va por mí a mi casa (remoto, muy remoto caso), me ayuda a cargar las treinta cosas que llevo en la mano o me cede una silla, no quedo enternecida sino completamente sorprendida, al punto de no saber ni cómo actuar. Y es que pueden ser conocidos o no, pero son realmente muy pocos los que tienen ese tipo de detalles, al menos conmigo. Ni qué decir de los extraños, una vez en TransMilenio le dije a un señor que corrió como el viento para sentarse: “ni más faltaba caballero, siga, siéntese usted”.

Nathalia me dice que efectivamente, no hay muchos caballeros en el mundo y que ella es particularmente muy machista al menos en ese sentido. Pero también me preguntó si será tan cierto que ellos realmente no son así o si las actitudes que uno toma a veces sin darse cuenta pueden sesgar un poco las situaciones y evitar que sean especiales con uno. En biología las mujeres nos ponemos botas pantaneras y nos metemos al monte con machete en mano, cargamos las maletas solas porque no necesitamos ayuda de nadie, no lloramos por meternos en pantanos a buscar ranas y comemos sin quejarnos atún y cosas de paquete por varias semanas. Personalmente voy en contra de las princesas en exceso y me molesta que las mujeres se quejen por todo, que no puedan hacer nada solas, que todo les de asco, impresión y miedo. Aunque eso sí, cuando yo digo a ser un ratón asustado no hay quién me gane, pero no es para buscar la ayuda de ningún intento de príncipe azul, eso lo garantizo. Es posible que ellos sientan que no es necesario ser caballeros conmigo o que simplemente esa no sea su forma de ser y bueno, no es necesario tampoco. Pero admito que esas rarezas de la naturaleza, esos hombres que van a llevarlo a uno a la casa, le abren la puerta, le ceden la silla y le ayudan a cargar las treinta cosas que lleva en la mano, se ganan inevitablemente mi simpatía.




5 comentarios:

  1. La excesiva caballerosidad, mi querida Diana, proviene de una idea según la cual la mujer es tan débil que se le debe ahorrar toda incomodidad posible. Esto tiene su fondo en la crianza en sociedad patriarcales, donde la mujer debe esforzarse lo más mínimo posible, mientras que por otro lado le toca nada más y nada menos que ser ama de casa, con todo el desgaste que eso implica, y para colmo de males sin recibir salario porque esa debe ser su *vocación*

    ¿Empiezas a ver las incoherencias en el discurso? Por un lado una mujer no debe aguantar un trayecto parada en un bus, pero sí debe aguantar todos los días levantarse a las 5am para dejar los desayunos listos a los hijos y plancharle la ropa al marido. Eso en el caso de las casadas y de lo que se conoce como la función de la mujer en estas sociedades.

    Creo que se puede diferenciar entre caballero y hombre educado, porque a diferencia del primero, el segundo es poco más consciente de las situaciones y puede tener ciertas consideraciones mas no todas. Como pagar la cuenta, por ejemplo. El caballero no, el típico paganini que hasta le da para los taxis. Por eso conozco viejas que salen a un bar con nada más la plata del taxi de ida porque saben que encontrarán al caballero que las deje en la puerta de la casa, después de haber rumbeado enteramente gratis.

    El hombre educado sabe discernir entre la consideración y la compasión, sobre todo en las busetas llenas.

    No es de extrañar que entre más pasado machista más caballerosidad, las *buenas*costumbres llevaban el mensaje de “Pobrecita, no puede con nada” lo irónico es que sea, aún en estos tiempos, observado como un cumplido, incluso como táctica de conquista. Muchas caen, a muchas les gusta, pero otras saben lo que hay detrás. Saben que un hombre que no deja que den para una cuenta va a dejar que aporten dinero para la casa. ¿Claro, no? La raíz, mi Diana, la raíz.

    Es que la idea del hombre educado es buena, porque tampoco cae en ser guache, que eso ya tiene visos de otro tipo de violencia contra la mujer. Es una espiral, por eso es complicado asumir que una persona pueda tener consideración por el simple hecho de convivir con sus semejantes, los caballeros suelen tener un lobo debajo de su piel de oveja, pero no muerden con los dientes del lobo, sino que asfixian la voluntad con la piel de oveja. ¿Ves Diana María?

    En definitiva, me centré en lo que respecta al hombre en sí, no puedo hablar por las mujeres porque simplemente no lo soy, así que no podría decir qué tipo de cosas me hubiesen gustado que tuvieran conmigo. Pero desde mi visión de hombre, te digo que el equilibrio es difícil, reconocer con quienes saber ser así, no solo a nivel íntimo, sino también a nivel cotidiano. Salir de la casa y darse cuenta lo que realmente quiere la gente y cómo se comportan.

    Hasta aquí me trajo el río.

    Pdta: Déjese querer.

    XD

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    2. Jajaja ay David, tienes razón en parte. Pero es que qué extremos tan bravos, ola. Yo no necesito que me lleven el bolso todos los días, pero cuidado se les enreda un detalle considerado. El "caballero" excesivo que describes no me gusta, de hecho no lo llamo caballero porque no me parece que lo sea por definición, simplemente es un tipo que sabe jugarse las fichas y sabe con quién hacerlo.

      Ahora, tampoco es divertido cuando uno se encuentra tipos que tranquilamente lo dejan botado en la calle a las once de la noche porque "como estamos en igualdad de género y ella puede sola." Y lo cierto es que sí, yo puedo sola, no necesito ningún tipo ni para que me pague la cuenta, ni para que me lleve la maleta y en general para nada, todo eso lo puedo hacer sin ayuda de nadie. De todas maneras para andar con un tipo así, hace más gracia uno estando solo. ¿Si ve por qué no me dejo querer? Jajajaja. Si uno exige algo, es muy princesa y si no exige nada es un amigo más. Lo difícil está en lo que dice una amiga: ¿cómo hace uno para decir: soy independiente y autosuficiente, pero consiéntame que eso no me hace daño?.

      Mi dualidad está en que sigo defendiendo la autosuficiencia y me creo irremediablemente la mujer maravilla. Pero tengo que admitir, que es una grata sorpresa encontrar alguien que tenga detalles bonitos. Eso es todo.

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  2. Será porque vivo en una ciudad más pequeña, pero mis amigos sí se ofrecen muchas veces a recogerme.

    Lo que me parece increíble es que esa Nathalia, que si trabaja con vos me imagino que tiene más de 20 años, todavía tenga que pedir permiso y obedecer las condiciones de la mamá y la abuela para salir.
    Yo creo que la cortesía debe ser mutua, pero sí es muy buena la caballerosidad en situaciones donde uno claramente está en desventaja, como cargando una maleta pesada o cogiendo un taxi solo en la calle.

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    1. No, Tatiana, yo no sé pero acá y por lo menos a mí, si me han recogido en la casa una vez no lo han hecho dos. Bueno, mentiras, estoy siendo injusta, porque mi mejor amigo normalmente se ofrece a ir a mi casa por mí o encontrarnos cerca pero por demás, es bien raro que eso pase.

      De Nathalia no sé, personalmente he tenido bastantes problemas y peleas por la sobreprotección materna y en asuntos familiares poco opino, porque siendo uno un agente externo por lo general no tiene todo el contexto para lanzar juicios. Ahora que sí me pareció curioso.

      Estoy de acuerdo en la cortesía mutua y es que yo he conocido unos que ya rayan en la grosería, lo cual es bastante decepcionante. La maleta la cargo yo, carajo, por eso no hay lío, pero lo de dejarlo a uno en la calle a su suerte me ha pasado y me molesta mucho.

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