viernes, 30 de agosto de 2013

Mujeres: dejen vivir.

Este año, mi grupo de danzas por fin cambiará los colores de vestuario con el que ha trabajado y abrirá paso a los colores cálidos: rojo, naranja y amarillo. Por diversas razones le he mostrado el video a varias personas, algunas que me ayudarán con el vestuario, otras que trabajan conmigo, otras que tienen curiosidad de cómo es la presentación de fin de año. Hombres y mujeres han visto los solos de tabla, los bailes modernos, los clásicos y los balady tanto de mi maestra como de los numerosos grupos que tiene ya la escuela.

Los hombres por lo general, buscan a las viejas más buenas del video. Las que tienen mejor cuerpo o las que tienen más gracia, las que bailan más chévere o mueven mejor la cadera y su atención se centra en ellas. Más allá de eso, los comentarios no son muchos. Pero las mujeres…me perdonarán la expresión - y algunas mujeres, porque no son todas - pero ¡qué hijueputa jodedera! ¿Será que es posible que observen a otras mujeres durante más de 15 segundos antes de lanzarse como aves de rapiña en contra de ellas? Como el asunto es danza árabe y el vestuario muestra el abdomen, los comentarios ofensivos no se hacen esperar: “pero son todas bastante gorditas, ¿no?” “yo pensé que bailar mejoraba el cuerpo” “pero mire, esa tiene más barriga que yo” “uy no, yo pensé que estaba gorda” “ese maquillaje ¿qué?” “esa se mueve horrible”.

Creo que lo que más ira me causa es que son comentarios ofensivos disfrazados con adjetivos atenuados, como “gorditas”. No pues, ¿qué hacemos con Claudia Schiffer? Será que quien ve el video está que se parte de lo buena como para atreverse siquiera a lanzar el más mínimo comentario con respecto al rostro, el maquillaje, el cuerpo y la forma de bailar de las demás. ¡Vaya, vaya a un escenario a hacer eso! Ah claro y es que rematan con el clásico: “no, pero tienen mucha personalidad, yo no me atrevería a salir así.”

La principal crítica es hacia el peso, por supuesto, ese demonio que persigue a tantas hoy en día y que parece convertirse para algunos en el único criterio de calificación de una persona, especialmente de una mujer. Porque eso sí, basta con ir a Melgar para darse cuenta que mientras la mayoría de los hombres exhiben una portentosa barriga cervecera con orgullo, las mujeres no hallan cómo hacer para lograr cuerpos esbeltos o viven intranquilas cubriéndolo y sintiéndose mal ante las demás. Muchas de mis amigas cercanas repiten incesantemente que están como una ballena cuando no es así y mis alumnas viven comparando su peso entre ellas y humillando a las demás. También me molestó bastante cuando escuché en un programa radial de la X el comentario: “véala, gordita y todo pero muy bien” refiriéndose a Adele en los VMA. Por supuesto, fue una mujer quién lo dijo.


Insisto, no son todas, pero sí la mayoría. Eso, o es que yo soy muy de malas porque el 95% de las mujeres que he conocido tratan de aplastar a las demás con sus múltiples críticas por absolutamente todo. Dejen vivir, que esa criticadera no lleva a ninguna parte. Y vivan, que de vez en cuando es bueno.

1 comentario:

  1. Una cosa es el comentario, otra la crítica y otra la mala leche. Creo que lo último es lo que veo a lo que te refieres.

    La mala leche, esa mala intención que está lejos de ser algo constructivo o que ayude a mejorar, es la saña con la que muchas personas buscan joder al otro, ese eufemismo que mencionaste “Tienen personalidad para salir así” es un insulto porque dan a entender “La veo tan ridícula que yo no sería capaz de hacerlo” es el mensaje oculto de las frases de cajón…tranquilo Bobby, tranquilo.

    ¿Por qué? Porque eso asegura un temor que no debe ser expresado en quien usa ese tipo de estrategias ¿Cómo así? Que no es simplemente *envidia* sino una forma por medio la cual se trata de asegurar algo dentro de sí mismas, que evita ver por dentro y buscar qué proyectar al medio. Es que, al igual que la culpa, es mejor asumir que el otro está peor que uno.

    Como puedes ver, el asunto de la mala leche entre las personas tiene consigo muchos matices, con las mujeres sucede el asunto de la competencia (La novia del ex siempre será una perra inmunda, así sea una miss universo toda decente) el asunto pasa por ahí, es que la otra, la otra y la otra…no en vano la disputa con el marido siempre habrá una *otra* sea real o ficticia, pero otra al fin y al cabo.

    ¿Ves? Lo que parece un trabalenguas no lo es tanto, más bien es una madeja que sirve para desenredarla, hacer una soga firme y ahorcar con eso esa mala leche de otras personas respecto a lo que uno hace.

    ;)

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