En todos los años que llevo trabajando en investigación desde que estaba estudiando biología, jamás he publicado nada en una revista científica por diversas razones. Algunas investigaciones no eran suficientes para publicar, otras veces no logramos organizarnos, por lo general no teníamos visión de lo que era potencialmente publicable y lo que no y en general, no sacábamos el tiempo para escribir y buscar dónde publicar. Es una verdad innegable, eso sí, que las publicaciones son la vida de quién investiga, de lo contrario, todos los datos obtenidos y el esfuerzo y dinero invertidos se diluirán en un mar de conocimiento que nadie consulta...como todas las investigaciones en que he participado, no nos vamos a mentir.
Finalmente, me encontré trabajando en un proyecto aplicable a la clínica, un proyecto grande. En mi trabajo nos pusimos manos a la obra con un buen equipo a construir un artículo científico. Revisamos la bibliografía, construimos el manuscrito un millón de veces, le dimos vueltas para que vendiera, nos basamos en otras publicaciones, en fin, hicimos de todo para obtener un trabajo de calidad, que valiera la pena y que pudiera ser considerado por revistas que trabajaran en ese campo. Inseguros de nuestras habilidades de redacción en inglés, lo sometimos a una revisión de lenguaje y corrección de estilo y literalmente 10 minutos después de recibir el manuscrito corregido, lo enviamos para someterlo a revisión en una revista indexada, cuyo enfoque es precisamente el de nuestro tema y en la cual revisamos si habían publicado artículos similares. Está bien, habría sido muy loco si nos hubiesen aceptado de una vez, demasiada suerte. Nos rechazaron, pero la causa fue bastante indignante.
El correo de rechazo decía que el par académico que lo revisó lo rechazó porque el artículo no coincidía con la visión y los temas a tratar de la revista. Curioso, cuando uno encuentra un sinnúmero de reportes similares (de otros países, claro) o cuando las referencias bibliográficas incluyen varios artículos de esa revista. Lo peor fue que realizaba una especie de resumen rápido del artículo, mencionando los hallazgos en Columbia...yo sé que este cuento está rayadísimo, pero ¡es Colombia, no Columbia! Eso me hizo pensar que tal vez sería buena idea dejar un mapa de Suramérica como Figura 1, para que no se pierdan algunos lectores de países desarrollados ni se abrumen con la geografía. Para finalizar, decía que no le quedaban claros algunos aspectos y los resumía en 3 o 4 preguntas cuya respuesta, por cierto estaba incluida en el texto. Entre eso y "Columbia" concluyo que ni siquiera se tomó el trabajo de leer lo mínimo de un artículo escrito por unos desconocidos de un país tercermundista de localización misteriosa.
No quiero generalizar, ni voy a decir que todo el mundo es igual. Sé también que ese rechazo es lo más esperable y que muchos tomarán esto como una pataleta simplemente. Sin embargo, sé también que hay numerosas publicaciones en revistas de mediano impacto que están increíblemente mal hechas, con tratamientos estadísticos inapropiados (cuando hay) y con experimentos mal diseñados, mal ejecutados o con resultados poco confiables. La supuesta élite académica, no tiene el más mínimo interés en saber si un artículo que debe revisar es bueno independientemente del lugar en que se realiza y no se toma el mínimo trabajo de leer bien lo que aparece en el escrito. Me recuerda ese experimento que hicieron unos suramericanos: enviaron un artículo con sus nombres y afiliaciones a una revista de mediano impacto y fueron rechazados rápidamente. Enviaron exactamente el mismo artículo, pero con nombres de autores de algún país Europeo a la misma revista. Lo aceptaron inmediatamente y lo publicaron.
El correo de rechazo decía que el par académico que lo revisó lo rechazó porque el artículo no coincidía con la visión y los temas a tratar de la revista. Curioso, cuando uno encuentra un sinnúmero de reportes similares (de otros países, claro) o cuando las referencias bibliográficas incluyen varios artículos de esa revista. Lo peor fue que realizaba una especie de resumen rápido del artículo, mencionando los hallazgos en Columbia...yo sé que este cuento está rayadísimo, pero ¡es Colombia, no Columbia! Eso me hizo pensar que tal vez sería buena idea dejar un mapa de Suramérica como Figura 1, para que no se pierdan algunos lectores de países desarrollados ni se abrumen con la geografía. Para finalizar, decía que no le quedaban claros algunos aspectos y los resumía en 3 o 4 preguntas cuya respuesta, por cierto estaba incluida en el texto. Entre eso y "Columbia" concluyo que ni siquiera se tomó el trabajo de leer lo mínimo de un artículo escrito por unos desconocidos de un país tercermundista de localización misteriosa.
No quiero generalizar, ni voy a decir que todo el mundo es igual. Sé también que ese rechazo es lo más esperable y que muchos tomarán esto como una pataleta simplemente. Sin embargo, sé también que hay numerosas publicaciones en revistas de mediano impacto que están increíblemente mal hechas, con tratamientos estadísticos inapropiados (cuando hay) y con experimentos mal diseñados, mal ejecutados o con resultados poco confiables. La supuesta élite académica, no tiene el más mínimo interés en saber si un artículo que debe revisar es bueno independientemente del lugar en que se realiza y no se toma el mínimo trabajo de leer bien lo que aparece en el escrito. Me recuerda ese experimento que hicieron unos suramericanos: enviaron un artículo con sus nombres y afiliaciones a una revista de mediano impacto y fueron rechazados rápidamente. Enviaron exactamente el mismo artículo, pero con nombres de autores de algún país Europeo a la misma revista. Lo aceptaron inmediatamente y lo publicaron.
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