jueves, 16 de febrero de 2017

La educación necesita un cambio

Siempre dije incesantemente que la docencia no era lo mío cuando me preguntaban qué iba a hacer siendo bióloga. La mayoría de las personas piensan que el destino inevitable de quien estudia alguna ciencia es ser maestro de colegio y lo que es peor: lo consideran una labor casi deshonrosa. Lamento decir que yo me contaba entre esas personas. Sin embargo, como más se demora uno en decir algo que la vida en callarle la boca, cuando me gradué encontré un trabajo como docente de un colegio bilingüe. En ese momento temí que todo fuera a ser un desastre principalmente porque jamás había enseñado nada y porque consideraba que no tenía la más mínima empatía con los niños. Sin embargo, también me equivoqué en eso.

Comencé a enseñar a niñas pequeñas, de 4° y 5° de primaria. Afortunadamente sé dibujar, porque eso las entretuvo bastante, pero me di cuenta que enseñar no es simplemente ir a pararse en frente de un grupo de personas y comenzar a recitar lo que uno sabe o memorizó y esperar que por ósmosis la gente simplemente entienda y responda un examen correctamente. El proceso de docencia es algo muchísimo más complejo, bastante desgastante y muy gratificante la mayoría de las veces. Después de un par de semanas en las que estuve reemplazando a una profesora, decidieron que me contratarían como tutora del colegio para biología y química. Eso quiere decir que yo iba a dar clases personalizadas a estudiantes de todos los cursos que iban mal en esas materias hasta que pudieran ponerse al día. Había muchísimos casos diferentes, a veces las niñas no entendían, otras veces no les gustaba, otras veces estaban atrasadas porque venían de otros países, o porque viajaban mucho. Cada caso era un universo completamente diferente y en ese orden de ideas, cada proceso de enseñanza era único.

Me di cuenta que la educación - al menos en lo que respecta a biología y química que es de lo que puedo hablar - necesita una reestructuración. De nada me sirve obligar a una estudiante a que se aprenda ecuaciones de ecología de poblaciones si no puede deducir algo a partir de unas ideas. Yo llegué pensando que todos hallaban en la biología lo que veo yo, pero me di cuenta (gracias a mi tío, que es docente) que me encontraría con un mar de personas con diferentes gustos, capacidades, habilidades y personalidades y que no todos tenían que ser como yo, apreciar lo que yo aprecio y querer aprender lo que yo enseño. Tuve alumnos que odiaban la biología y les terminó gustando. Tuve otros que sentían aprecio por la materia aunque les costara trabajo. Otros tenían un poder de deducción increíble y una enorme capacidad de conectar ideas (que es lo que más bien debería enfatizar la ciencia en los alumnos de educación básica) pero no les apasionaba irse por estas ramas cuando se graduaran. Me di cuenta que deficiencias básicas, como la comprensión de lectura, interferían enormemente en el proceso de aprendizaje de algunos de mis alumnos, a pesar de que "leían" al menos 10 libros al año que les dejaban de tarea.

La educación básica debe reformularse, estoy segura. Las personas deben aprender a leer y escribir bien, a conectar ideas, a deducir información. Eso, más que las ecuaciones, más que aprenderse de memoria los grupos taxonómicos, más que repetir información que realmente no entienden, porque así las cosas, esos datos no representan más que palabras inútiles en la vida de quienes se están formando. También me di cuenta que no todas las personas aprenden de la misma forma y que no debe despreciarse un alumno porque no entienda rápido o de la misma manera que otros, si es así, simplemente no has encontrado aún la forma de enseñarle. 

Tal vez, algún día, vuelva a enseñar. Es realmente uno de los más grandes retos que he enfrentado.

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