domingo, 5 de junio de 2011

Sprite tiene razón: Las cosas como son

No sé si es efecto de pasar mucho tiempo con gente que dice las cosas de frente y sin anestesia o hace parte de este aire de renovación que me invade desde que inició este año, pero últimamente me resulta prácticamente imposible callarme lo que pienso. Toda mi vida ha pasado sujeta a un sinnúmero de normas autoimpuestas, con los parámetros que respeta la sociedad, dentro de los cuales se incluye callar por prudencia ideas que pueden ocasionar conflicto. No me malinterpreten, hasta cierto punto es cierto que “la prudencia es de sabios”, el problema surge cuando -como yo lo hice- uno simplemente se guarda absolutamente todo lo que piensa. ¡Pues no más! ¡Me cansé!

El colegio en el que estudié era de monjas. Muy bueno, muy bonito todo, buena disciplina y nivel académico, lástima que mis compañeras de promoción eran literalmente unas arpías. He sobrevivido todo este tiempo pensando: “tal vez te lo tomaste muy personal” “eran unas adolescentes” “hay que perdonar y olvidar”. Las cosas como son: eran niñas huecas. A mí honestamente no me importa si querían buscar tipos hasta debajo de las piedras, lo que me molesta sobremanera es la necesidad de joderle la vida a las demás, como a mí por ejemplo. Sí, yo era una ñoña de tiempo completo, no muy agraciada (para qué vamos a decir mentiras) y efectivamente, no era capaz de dirigirle la palabra a un hombre. ¿Y qué? ¿En qué les afectaba? A mí que me dejen con mis amigos los libros y ustedes váyanse de rumba todo lo que quieran. Lo cierto además es que no importa cuántas veces les diga que ya lo superé, sabemos bien que no, NO lo he superado y de hecho no tengo por qué hacerlo. Al que le guste bien y al que no, pues relájese que también puedo hablarle de mil cosas más.

Lo bueno de todo esto, es que por alguna razón ahora no me callo las cosas a menos que sea estrictamente necesario. Es cierto que en muchas ocasiones hay que evitar comentarios para no arriesgar el trabajo o una relación académica importante. Sin embargo, para la vida diaria y especialmente para mis amigos y conocidos, las cosas como son. Me opongo públicamente a muchas normas sociales bajo las cuales vivimos, cuya intención es conservar una buena calidad de vida y termina convirtiendo todo en un infierno. Que si es bonito, o es feo, que está bien o mal visto, si lo dijo bien o mal. Es una pena que nuestra sociedad condene tanto las palabras y no los hechos.

Es posible que esté frontalizada porque insisto, no me callo ni callaré nada con ustedes. Si usted me gusta, si me disgusta, si estoy de acuerdo o en desacuerdo, si me parece que está actuando bien o mal, todo le será comunicado en su respectivo momento, a veces con mucho tacto y otras veces no, dependerá del nivel de tolerancia que tenga en el momento. ¿Es eso bueno o malo? Juzguen ustedes, es un mundo libre. Para mí funciona y con eso me basta.

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