El Trend Topic que hubo hace un par de días en Twitter sobre la revolución del ombligo y la expresión de inseguridad de algunos usuarios para mostrar las fotos por no tener un abdomen plano me recordó un ensayo que hice alguna vez para la clase de filosofía en el colegio. No recuerdo bien en qué estaba inspirado, pero tenía que ver con lo que es bonito, otro de los estigmas de nuestra sociedad que me viene atormentando desde hace ya algunos años. Como es evidente a estas alturas, este espacio me ha sido inmensamente útil para liberar los demonios que he llevado dentro durante mucho tiempo y confieso que éste es el que más trabajo me costó. Y es que al fin y al cabo ¿quién dice qué es bonito y qué es feo? ¿Por qué vivimos todo el tiempo tratando de imitar una serie de imágenes perfectas y nos lamentamos si no lo logramos?
La mayor contribución para romper esquemas en mi idea mental de belleza ha sido cortesía de mi profesora de danza árabe. Ella es una bióloga de la Universidad Nacional que decidió dedicarse de lleno a una profesión que no estudió inicialmente y renunciar a la que en teoría recibió. Ella es un mar de contradicciones en medio de las normas sociales que me inculcaron, pero eso no significa que esté mal, de hecho es una de las personas con más dedicación y capacidad de liderazgo que conozco y que además tiene toda mi admiración. Una de las primeras cosas que nos dijo fue: “todas van a participar de la presentación de final de semestre, sin excepción”. Muchas comenzaron a quejarse por la edad o el cuerpo que tenían a lo que ella respondió con voz firme: “todas, sin excepción”. Lo primero que pensé fue que estaba siendo demasiado estricta, al fin y al cabo la danza árabe se trata de mostrar el vientre y muchos se burlan si la bailarina no tiene un cuerpo perfecto porque es antiestético. No les voy a mentir: efectivamente la danza resulta mucho más “estética” si la bailarina es delgada, pero eso no quiere decir que las demás no puedan hacerlo. ¿O es que hay que etiquetar qué actividades pueden hacer unos y otros no? ¿No puedo yo bailar entonces por medir metro y medio?
Y es más, a propósito de la palabra “estético”, ¿quién define los parámetros de lo que es y no es? Toda mi adolescencia me la pasé persiguiendo un ideal de belleza que ciertamente no logré alcanzar. A mi parecer, yo tenía todo lo opuesto a lo que en nuestra sociedad encajaba como atractivo y esa idea estuvo atormentándome por mucho tiempo, hasta convencerme de pasar desapercibida para el mundo. Pero con el paso del tiempo me di cuenta que ese ideal que yo tanto anhelaba a la larga no era tan atractivo, o al menos no para todo el mundo y que puede que yo sea bajita, que tenga el cabello alborotado, ojos cafés comunes y corrientes y brazos velludos, pero finalmente habrá alguien que considere que ese fenotipo es bonito y que así le gusta. Y lo más importante, me gusta a mí y estoy orgullosa de lo bueno y lo malo que tengo. Sería muy aburrido que todas las mujeres fuéramos iguales, un mundo de clones de cabello largo, liso y rubio, ojos verdes o azules, de 1.80m de estatura, piernas largas y perfectas, abdomen plano…a mí me gusta como soy y ese sentimiento no lo cambio por nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario