miércoles, 12 de septiembre de 2012

Una Carrera de Comités y un Cuento Largo



Cuando Alicia llegó al país de las maravillas y terminó nadando en sus propias lágrimas junto a diversas especies de aves y un ratón, decidieron hacer una carrera para secarse. El ejercicio consistía en correr en círculos, por lo cual ningún participante perdería. Alicia tuvo que darles golosinas a todos los participantes y aunque nadie ganó la carrera, lograron secarse.

La investigación en cáncer siempre ha sido mi sueño. Es una enfermedad tan extraña, tan sistemática, tan inesperada y tan inexplicable que me llama la atención estudiarla y por qué no soñar con el desarrollo o al menos intento de una opción terapéutica. Me estoy aventurando en el largo y pedregoso camino de este campo y mi primera impresión es que estamos en esa misma carrera de comités.

La investigación clínica pretende identificar moléculas (proteínas, generalmente) implicadas en la patogénesis para atacarlas con algún medicamento y evitar la progresión de la enfermedad, cualquiera que esta sea. El cáncer por supuesto no es la excepción, aunque el grave problema es que ésta es una anomalía de las células propias y por supuesto atacarlas de manera inespecífica implica también atacar a las células sanas.

Estamos en la era de la biología molecular. La genética ha estado de moda desde hace varios años ya, buscamos genes, su respectiva proteína, tratamos de averiguar qué hace y si tiene un papel importante en las enfermedades. Sin embargo, mi impresión  es que estamos corriendo en círculos y no llegamos a ninguna parte. Por supuesto se obtienen dulces al final, cuando se determina qué hace un gen, una proteína, dónde está, con qué interactúa…pero es que el cuerpo humano no trabaja a punta de moléculas aisladas, en los genes no se puede confiar y una sola proteína está regulada por otros 200 factores ambientales, celulares, genéticos…el cuerpo humano tiene una fisiología compleja y milimétrica además, entonces, tengo la sensación de que es inútil atribuirle tanto poder a una molécula diminuta. El cuento es bien largo, tanto que no parece tener fin.

Este asunto está ocupando una buena proporción de mis reflexiones diarias. No creo que estemos viendo la dimensión real de las cosas, creo que nos sentamos a competir todos a ver si nos secamos pero no tenemos resultados del todo concretos. Veremos entonces quién se queda con el dedal.




2 comentarios:

  1. ¿por dónde se te ocurre entonces que deberían enfocarse las investigaciones?

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  2. Las causas y el progreso del cáncer en los pacientes son cosas heterogéneas, no parecen obedecer patrón alguno. El ideal de quienes investigan en cáncer y de los oncólogos es realizar tratamientos que se ajusten a las particularidades fisiológicas de cada paciente, pero eso es imposible en un sistema de salud típico.
    No estoy muy segura de por dónde debe encaminarse la investigación en términos específicos, pero sí estoy segura que tenemos que dejar de buscar genes milagrosos o moléculas salvadoras. Es una patología multifactorial y hay que tratarla como tal, considerando la mayor cantidad de condiciones posibles, redes de interacción más que cosas particulares. Seguiré informándome y de seguro publicaré más al respecto.

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