Ya había dicho alguna vez que la ecología y yo no nos la llevamos muy
bien que digamos, pero como el 2012 me ha roto absoluta y completamente todos
los paradigmas que tenía en la vida, uno más o uno menos ya no es de extrañar. No deja de sorprenderme que personas que están en un nivel académico
muchísimo más alto que el mío de vez en cuando me envíen ensayos y artículos de
su autoría para leerlos y hacer comentarios críticos. Lamentablemente, este año
entero estuve bastante ocupada y hasta ahora me tomé el tiempo para revisar. De
todas maneras, mejor tarde que nunca.
Andrea me envió hace ya varias semanas un ensayo que escribió sobre
ecosistemas sociales un tema del que yo poco o nada conozco. Anoche lo leí y
para mi sorpresa - no porque ella lo escribiera sino porque la ecología por lo
general me aburre - me pareció bastante interesante y no solo eso, sino que
además encontré una relación bastante clara con la forma en que debe analizarse
el cáncer teniendo en cuenta todo lo que ya se sabe y lo que falta por saber. Y
resulta que de ese tema sé algo más porque me ocupó todo este año leer y
entender miles de mecanismos celulares, moleculares, modificaciones,
alteraciones y manifestaciones de esta enfermedad. Voy a tratar de sintetizar la información que me parece vital y sobretodo
que requiere una modificación radical de la forma en que pretendemos entender
las enfermedades y en el camino de buscar opciones terapéuticas.
El tema del cáncer no es nada nuevo. Hay registros de momias que parecen
presentar vestigios de tumores relacionados con osteoblastoma que es un
crecimiento desmedido del tejido óseo. Durante muchos años, las personas se han
preguntado cómo funciona la enfermedad y hasta hace relativamente pocas décadas
se han podido analizar las células tumorales en términos genéticos y
moleculares. Lo que podemos afirmar con certeza es que las células malignas
provienen de cambios radicales en el material genético de las células normales
y que en algún punto pierden en control de proliferación, alteran la estabilidad
del tejido, lo perforan y son capaces de llegar al torrente sanguíneo para
colonizar nuevos tejidos en el cuerpo, la cual es la fase conocida como
metástasis. También se sabe con certeza que en un tumor hay una altísima
heterogeneidad en las células, es decir, uno podría extraerlas por separado y
serían bastante diferentes entre ellas y por supuesto bastante diferentes de
las normales.
Algunos afirman que las células se vuelven tumorales cuando cambian
ciertos genes y pasaron bastante tiempo determinando cuáles específicamente son
responsables de la conversión. Sin embargo, la fisiología celular es una red
bastante compleja e inevitablemente un cambio - por ligero que parezca -
repercute en muchas proteínas, genes y moléculas más. En conclusión, una célula
tumoral tiene modificado prácticamente todo: el metabolismo, la expresión
genética, las vías de señalización, los mecanismos de división, la relación con
células circundantes, la capacidad de modular el sistema inmune. Hay dos cosas
que me sorprendieron bastante de las células tumorales: 1) la célula tiene una inestabilidad cromosómica que fue lo que
la convirtió a malignidad en un principio, pero es capaz de mantenerla en un
nivel permisible y compatible con la vida. La célula tumoral muta, pero luego
de adquirir las capacidades necesarias para proliferar e ignorar la muerte
celular programada, refuerza los sistemas de reparación del ADN, lo cual le
confiere una ventaja sobre las demás y 2) las células normales cuando hacen
parte de un tejido no expresan algunas proteínas típicas del
sistema inmune, pero como la información sigue ahí, la célula tumoral es capaz
de expresarlas y controlan a su merced macrófagos y
linfocitos, evitando que las reconozcan y las ataquen.
Andrea habla en su ensayo de ecosistemas. Y bueno, ¿qué tiene que ver un
ecosistema con una célula? Por lo que veo, todo, supongo que es un asunto de
escala (y eso que yo odiaba esa frase). Con el fin de atacar el cáncer e
incluso enfermedades infecciosas como la leishmaniasis se ha empleado tiempo,
dinero y personal en buscar un gen "maestro" que marque la diferencia, que lo
controle todo, que impida la progresión de la enfermedad. Pero resulta que una
alteración, por mínima que sea repercute en todo el “ecosistema” celular y se
va a formar un “nuevo ecosistema” que no es una simple modificación del
anterior sino que por la inclusión de nuevos factores se ha transformado
completamente y - palabras textuales de Andrea - “estimula una
retroalimentación positiva hacia él mismo, facilitando su mantenimiento y
ampliación e inhibiendo la restauración del anterior”. Las células tumorales han
adquirido todas las herramientas pero no sólo para mantenerse sino también para
expandirse y evitan a toda costa que el tejido retorne a lo que alguna vez fue.
Los cambios que conllevan a la aparición de una célula maligna pueden ser
muchos o muy pocos, pero cito: “mientras mayor sea el cambio mayor será la
invasión de nuevas especies que impidan el crecimiento o restablecimiento de
las viejas especies por competencia, depredación o cambios en el hábitat que
quedan incluso si las nuevas especies se van.”
Puede que yo esté loca tratando de integrar esto, pero me parece que
tiene muchísimo sentido. El cáncer no es una enfermedad que pueda considerarse
a nivel local porque tiene tantos factores actuando y tantos que han modificado
el ambiente natural que es imposible restablecer del todo el anterior aún
posterior a tratamientos que traten de eliminar las células invasoras. La opción de intentarlo está descartada por principio ecológico.
La pretensión de este post no es matar las esperanzas de encontrar una
terapia más eficiente o incluso una cura. Lo que sí me queda de todo lo que
leí, aprendí y pensé este año es que necesitamos cambiar de enfoque,
necesitamos considerar que los organismos vivientes no están compuestos de
moléculas o genes aislados sino que crean una red enorme de interacción y que
el movimiento de un lado tiene efectos grandes o pequeños en otro. No nos sirve
de nada buscar genes salvadores. Hay que ampliar el panorama.
En cuanto al origen de la enfermedad, sigo pensando que parece ser el
precio de la multicelularidad. Pero eso lo dejo para otra entrada.
¿Entonces la quimioterapia podría estar fortaleciendo a las células cancerosas?
ResponderEliminarEs difícil decir. Hay una teoría que se basa en la selección natural de Darwin bajo la cual las células "más fuertes" logran sobrevivir a la quimioterapia lo cual puede explicar la reaparición de la enfermedad en algunos pacientes. Sin embargo, depende del tipo de cáncer, depende del paciente, depende de cuán avanzado esté. Para el caso de leucemia linfocítica aguda por ejemplo, se cree que las células son capaces de sobrevivir a la quimioterapia alojándose en la médula ósea, lo cual explica la alta incidencia de reaparición de la leucemia.
Eliminar...traigo
ResponderEliminarecos
de
la
tarde
callada
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
DIANA
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE LABERINTO ROJO LEYENDAS DE PASIÓN, BAILANDO CON LOBOS, THE ARTIST, TITANIC SIÉNTEME DE CRIADAS Y SEÑORAS, FLOR DE PASCUA …
José Ramón...