miércoles, 12 de diciembre de 2012

Biología Celular y Ecología: increíblemente


Ya había dicho alguna vez que la ecología y yo no nos la llevamos muy bien que digamos, pero como el 2012 me ha roto absoluta y completamente todos los paradigmas que tenía en la vida, uno más o uno menos ya no es de extrañar. No deja de sorprenderme que personas que están en un nivel académico muchísimo más alto que el mío de vez en cuando me envíen ensayos y artículos de su autoría para leerlos y hacer comentarios críticos. Lamentablemente, este año entero estuve bastante ocupada y hasta ahora me tomé el tiempo para revisar. De todas maneras, mejor tarde que nunca.

Andrea me envió hace ya varias semanas un ensayo que escribió sobre ecosistemas sociales un tema del que yo poco o nada conozco. Anoche lo leí y para mi sorpresa - no porque ella lo escribiera sino porque la ecología por lo general me aburre - me pareció bastante interesante y no solo eso, sino que además encontré una relación bastante clara con la forma en que debe analizarse el cáncer teniendo en cuenta todo lo que ya se sabe y lo que falta por saber. Y resulta que de ese tema sé algo más porque me ocupó todo este año leer y entender miles de mecanismos celulares, moleculares, modificaciones, alteraciones y manifestaciones de esta enfermedad. Voy a tratar de sintetizar la información que me parece vital y sobretodo que requiere una modificación radical de la forma en que pretendemos entender las enfermedades y en el camino de buscar opciones terapéuticas.

El tema del cáncer no es nada nuevo. Hay registros de momias que parecen presentar vestigios de tumores relacionados con osteoblastoma que es un crecimiento desmedido del tejido óseo. Durante muchos años, las personas se han preguntado cómo funciona la enfermedad y hasta hace relativamente pocas décadas se han podido analizar las células tumorales en términos genéticos y moleculares. Lo que podemos afirmar con certeza es que las células malignas provienen de cambios radicales en el material genético de las células normales y que en algún punto pierden en control de proliferación, alteran la estabilidad del tejido, lo perforan y son capaces de llegar al torrente sanguíneo para colonizar nuevos tejidos en el cuerpo, la cual es la fase conocida como metástasis. También se sabe con certeza que en un tumor hay una altísima heterogeneidad en las células, es decir, uno podría extraerlas por separado y serían bastante diferentes entre ellas y por supuesto bastante diferentes de las normales.

Algunos afirman que las células se vuelven tumorales cuando cambian ciertos genes y pasaron bastante tiempo determinando cuáles específicamente son responsables de la conversión. Sin embargo, la fisiología celular es una red bastante compleja e inevitablemente un cambio - por ligero que parezca - repercute en muchas proteínas, genes y moléculas más. En conclusión, una célula tumoral tiene modificado prácticamente todo: el metabolismo, la expresión genética, las vías de señalización, los mecanismos de división, la relación con células circundantes, la capacidad de modular el sistema inmune. Hay dos cosas que me sorprendieron bastante de las células tumorales: 1) la célula tiene una inestabilidad cromosómica que fue lo que la convirtió a malignidad en un principio, pero es capaz de mantenerla en un nivel permisible y compatible con la vida. La célula tumoral muta, pero luego de adquirir las capacidades necesarias para proliferar e ignorar la muerte celular programada, refuerza los sistemas de reparación del ADN, lo cual le confiere una ventaja sobre las demás y 2) las células normales cuando hacen parte de un tejido no expresan algunas proteínas típicas del sistema inmune, pero como la información sigue ahí, la célula tumoral es capaz de expresarlas y controlan a su merced macrófagos y linfocitos, evitando que las reconozcan y las ataquen.

Andrea habla en su ensayo de ecosistemas. Y bueno, ¿qué tiene que ver un ecosistema con una célula? Por lo que veo, todo, supongo que es un asunto de escala (y eso que yo odiaba esa frase). Con el fin de atacar el cáncer e incluso enfermedades infecciosas como la leishmaniasis se ha empleado tiempo, dinero y personal en buscar un gen "maestro" que marque la diferencia, que lo controle todo, que impida la progresión de la enfermedad. Pero resulta que una alteración, por mínima que sea repercute en todo el “ecosistema” celular y se va a formar un “nuevo ecosistema” que no es una simple modificación del anterior sino que por la inclusión de nuevos factores se ha transformado completamente y - palabras textuales de Andrea - “estimula una retroalimentación positiva hacia él mismo, facilitando su mantenimiento y ampliación e inhibiendo la restauración del anterior”. Las células tumorales han adquirido todas las herramientas pero no sólo para mantenerse sino también para expandirse y evitan a toda costa que el tejido retorne a lo que alguna vez fue. Los cambios que conllevan a la aparición de una célula maligna pueden ser muchos o muy pocos, pero cito: “mientras mayor sea el cambio mayor será la invasión de nuevas especies que impidan el crecimiento o restablecimiento de las viejas especies por competencia, depredación o cambios en el hábitat que quedan incluso si las nuevas especies se van.”

Puede que yo esté loca tratando de integrar esto, pero me parece que tiene muchísimo sentido. El cáncer no es una enfermedad que pueda considerarse a nivel local porque tiene tantos factores actuando y tantos que han modificado el ambiente natural que es imposible restablecer del todo el anterior aún posterior a tratamientos que traten de eliminar las células invasoras. La opción de intentarlo está descartada por principio ecológico.

La pretensión de este post no es matar las esperanzas de encontrar una terapia más eficiente o incluso una cura. Lo que sí me queda de todo lo que leí, aprendí y pensé este año es que necesitamos cambiar de enfoque, necesitamos considerar que los organismos vivientes no están compuestos de moléculas o genes aislados sino que crean una red enorme de interacción y que el movimiento de un lado tiene efectos grandes o pequeños en otro. No nos sirve de nada buscar genes salvadores. Hay que ampliar el panorama.

En cuanto al origen de la enfermedad, sigo pensando que parece ser el precio de la multicelularidad. Pero eso lo dejo para otra entrada.

3 comentarios:

  1. ¿Entonces la quimioterapia podría estar fortaleciendo a las células cancerosas?

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    1. Es difícil decir. Hay una teoría que se basa en la selección natural de Darwin bajo la cual las células "más fuertes" logran sobrevivir a la quimioterapia lo cual puede explicar la reaparición de la enfermedad en algunos pacientes. Sin embargo, depende del tipo de cáncer, depende del paciente, depende de cuán avanzado esté. Para el caso de leucemia linfocítica aguda por ejemplo, se cree que las células son capaces de sobrevivir a la quimioterapia alojándose en la médula ósea, lo cual explica la alta incidencia de reaparición de la leucemia.

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  2. ...traigo
    ecos
    de
    la
    tarde
    callada
    en
    la
    mano
    y
    una
    vela
    de
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