“Yo no soy de nadie, es más, soy del que me da la gana”
María Barilla
María Barilla
Creo que no volví a hablar con más de tres personas del colegio por
diferentes circunstancias pero hay varias de mis compañeras a quienes tengo
como contacto en Facebook por puro interés chismoso, si he de ser sincera. Este
año hubo varios matrimonios, muchas ya tienen hijos o se organizaron con
alguien y eso está bien, cada quién tiene su forma de pensar y de llevar la
vida. Lo que sí me parece muy curioso es que una de mis amigas me dijo que nos
está dejando el tren. ¿Cuál tren? ¿En serio todavía se piensa eso?
Como ya voy para el cuarto de siglo, estoy oficialmente en “edad
casamentera”. Son varias las personas que me han preguntado si tengo
pretendientes, si me voy a casar ya que terminé la carrera, si voy a tener
hijos antes de los 30 porque la fisiología así lo manda, que si voy a conseguir
novio pronto, que ya estoy más que preparada, que no sé qué y no sé cuántas. Me
parece muy curioso porque yo juraba que el siglo XV había pasado hace ya mucho
tiempo y que el objetivo en la vida de una mujer no se limitaba únicamente al
matrimonio o a ser madre (no pretendo ofender a nadie, solo que mis objetivos
de vida no son estrictamente estos). Es más, no sabía yo que para muchos una
mujer estudia una carrera profesional con el único propósito de conseguir un
esposo de buen nivel. Y yo que estudié por puro amor a la biología.
Por supuesto no son todas las personas las que piensan así, generalizar
nunca es bueno, pero sí me sorprende que sean varias las que coinciden en este
punto. Esta semana volví a hablar con un amigo de hace mucho tiempo y cuando le
conté a una amiga, me comenzó a molestar diciéndome: “pero muy bien, ha cambiado, está
serio, ya tiene negocios, trabaja, terminó la carrera, está organizado…buen
partido, hágale ¿no?”. Cabe aclarar que él no me propuso matrimonio, simplemente
adelantamos cuaderno. Lo más gracioso es que esas
palabras me quedaron sonando junto con otras muy similares que me han dicho
algunas amigas de mi mamá y otras personas y concluyo que yo no sirvo para eso.
Yo no sirvo para ser la sombra de nadie, para ser la “gran mujer que está
detrás de un gran hombre” y mucho menos para ser el objeto decorativo que le
falta en la vida a algún “hombre organizado y de negocios”. Yo quiero un igual,
no alguien que se considere mi superior.
Para quien haya seguido este blog, está claro que me gusta estudiar, me
gusta investigar, amo lo que hago y mis aspiraciones son principalmente
académicas. No sé si es por lo que estudié o porque simplemente yo soy así,
pero tengo metas claras en la vida y si el amor, o la familia o los hijos u
otras cosas vienen por añadidura está bien, pero no es lo principal. Yo también
tengo mi lado romántico, claro, y me imagino que debe ser muy satisfactorio
encontrar alguien con quién recorrer el camino, pero también me bajé de la nube
de cuento de hadas y sé que las cosas se construyen y se lucha por ellas, no se
ganan en un golpe de suerte. Yo no ando buscando quién me ponga en un pedestal.
Yo me quiero subir sola. No quiero ser la sombra de nadie.
Estoy en la misma orilla pero en un opuesto...los prejuicios me darán más duro en ese sentido, que no es fácil tener una mentalidad orientada a lo profesional y más ahora en que me encuentro en un punto muerto, pero que a su vez daré inicio a otra etapa de mi vida profesional, es el tiempo de los cambios y una pareja solo haría estorbo. Lo digo sin el más mínimo asomo de pena.
ResponderEliminarPero así es esto, curiosamente se quejan del supuesto egoísmo en la sociedad cuando esa misma sociedad no puede concebir que hay personas para las cuales su carreras son lo primero, que su realización individual va primero. Que lo otro puede esperar, que lo otro puede suceder, que lo otro podría no suceder...y que el mundo no se acabará por eso.
Me sentí identificado con este escrito.
Xoxo.