martes, 4 de diciembre de 2012

Renacer


“It’s hard to dance with a devil on your back, so shake him off!”

Este es el tercer año que me presento con la escuela de danzas en la muestra de fin de año. Muchas cosas han cambiado - por no decir prácticamente todo - no soy la misma y no es el mismo río. Para marzo de este año, Carolina se la pasaba diciendo en las clases los sábados que este era el año del dragón que es nuestro signo en el horóscopo chino y que eso implicaba grandes cambios, que íbamos a recibir muchísimas sorpresas y que la vida iba a dar un giro de 360° sorprendente pero sobretodo, favorable. Ahora puedo llegar a la cima y deleitarme con la vista (como me dijo Fernanda), porque ella tenía razón: no pudo haber más cambios favorables en mi vida. De hecho, no recuerdo cuándo fue la última vez que me sentí así. Es probable que sea la primera vez con este bienestar, con esta alegría, con esta satisfacción de ser quien soy.

Llegué al teatro a la 1:30 de la tarde sin nervios pero llena de emoción porque estuve esperando por este día todo el año, porque estaba y estoy convencida que ese día sería mi renacer, que estar en ese escenario haciendo algo tan distante de lo que estudié, algo tan diferente de las actividades a las que dedico todo mi esfuerzo sería mi momento de verdad y que nada podría ser tan auténtico como eso. Pasé muchos años de mi vida tratando de esconderme, otros odiándome, otros luchando por aceptarme y por fin, en este año logré encontrarme, rescatarme y demostrarme que me gusta como soy, que tengo muchos defectos pero también muchas cualidades. La danza para mí ya no es un escape solamente ni un descanso del trabajo, es algo que me ha hecho volver a creer en mí misma, en algo tangible, algo que disfruto con el alma si es que existe, que me hace feliz y que mueve hasta la más mínima fibra del  cuerpo. Esa sensación, eso que me hace sentir tan viva además de otras cosas que pasaron este año son las que valoro más, las que me han sacado al fin de la hoja cuadriculada a la que estaba acostumbrada y me han demostrado que cada momento debe vivirse con intensidad.

Como es tradición, Johana llevó chocolates para todas las personas, bailarinas, estudiantes y técnicos que participaron e hicieron posible el evento. Nos dio las gracias a todas y nos dijo que la vida era un regalo que teníamos que aprovechar y que pensáramos en todas las personas que han pasado por nuestras vidas, por las que están y por todo lo que aprendimos este año. Ya que al parecer los años me han ablandado y ahora lloro cada vez que así lo siento, efectivamente lloré de emoción, porque estar parado en un escenario es algo que siempre me ha parecido increíble, una mezcla de sentimientos inexplicable. Yo he bailado una buena parte de mi vida, pero esa sensación no se pierde. Supongo que ahí está la magia.

Bailé con un grupo con el que tenemos bastante conexión, me sentí feliz, no pensé. Aparentemente todo salió bien, habrá que ver los videos. Pero lo importante no es eso. Lo realmente importante es que ha pasado el fin de una etapa importante de mi vida y ha comenzado otra que promete bastante. No sé por qué razón decidí darle a esta presentación de danzas ese símbolo, de hecho creo que no fue consciente. Lo que sí sé es que significó mucho para mí. 

Finalizo con esta canción de Florence and the machine, porque es otra de esas cosas en el mundo que me mueve cada fibra del cuerpo. Me siento bastante identificada con esta canción. La letra es una maravilla.


sábado, 10 de noviembre de 2012

Encuentros con la Muerte


Era mayo del año 2000 y mi abuelo acababa de llegar de un viaje a Cartagena con mis tíos. Llegó muy feliz a contarnos todas sus aventuras, no fue con mi abuela porque ella tenía enfisema pulmonar a causa del cigarrillo y estaba con oxígeno permanente. Mi abuelo se había salvado de una leucemia linfoide crónica pero la quimioterapia le había dejado como consecuencia un problema cardíaco. Llegó del viaje y se sintió mal a la mañana siguiente, mi mamá salió con él para urgencias mientras yo me iba para el colegio y esa fue la última vez que lo vi. Cuando llegué de nuevo a la casa, mi mamá no había llegado, mi abuela temía que él tuviera cáncer y la empleada de toda la vida, Flor, tenía cara de tragedia. Yo comencé a hacer tareas y Flor me dijo que la acompañara al apartamento de mis tíos que era el del piso superior al mío. Cuando subimos me dijo que mi abuelo estaba muerto, pero que tenía que disimular porque mi abuela no sabía e iban a traer al neumólogo que la atendía, el Dr. Jorge Ortega para que le diera la noticia porque no sabían bien cómo manejarlo. Yo quedé pasmada, luego lloré un rato y luego traté de calmarme. Bajé a mi apartamento, le sonreí a mi abuela y seguí haciendo tareas. En la noche llegaron todos para contarle a ella.

***
Mi abuela tuvo enfisema pulmonar desde que yo tengo memoria. Vivió un buen tiempo condenada a depender de una bala de oxígeno, pero era una mujer muy verraca, valiente, fuerte, una de esas que ya no hay. Le salvaron la vida en la clínica Marly infinitas veces, era un roble porque incluso alguna vez el médico le dio horas de vida y de repente se levantó con los ojos cerrados, se quitó las cobijas de encima y vivió dos años más. Lo que sí le dio muy duro fue la muerte de mi abuelo, se sentaba a llorar en la sala mientras lo recordaba, pensaba en los boleros que sonaban cuando se conocieron, en las cosas que le había dicho, que le regaló y en lo mucho que la quiso y lo mucho que ella lo quiso. Era mayo del año 2002 y a mi abuela le dio una gripa terrible, lo cual se agravaba por su condición clínica, la llevaron de nuevo a la Marly y estuvo un par de días. Probablemente no quiso seguir luchando. Yo llegué del colegio ese día y mi mamá estaba llorando, salimos corriendo en un taxi para la clínica porque le habían avisado que se había agravado aún más. Cuando llegamos ya no estaba en la habitación. Nos llevaron a la morgue donde ella estaba cubierta con una sábana. Le toqué la mano que estaba apenas tibia.

***
Mi papá era el alma de la fiesta siempre. Era muy inteligente, muy divertido, siempre me hacía reír y siempre se estaba riendo. Muy rara vez le daba mal genio por algo y le sacaba chiste a todo. Esa mañana de junio del 2004, él se despidió mientras yo salía para el colegio y nunca volvió a ser el mismo. Tuvo un terrible accidente automovilístico que le ocasionó un trauma craneoencefálico severo y un hematoma por el cual tuvieron que hacerle varias neurocirugías. A consecuencia del accidente le dio hidrocefalia, le pusieron la válvula de Hakim pero lamentablemente se infectó, tuvieron que desviarla a la yugular, la infección alcanzó el corazón y dañó la válvula bicúspide lo cual finalmente acabó con su vida. Mi papá nunca volvió a ser el mismo en esos tres meses después del accidente y en octubre, mi mamá llegó con mi abuelo paterno a la clínica Navarra donde les informaron que había fallecido. Yo estaba en la casa, con un mal presentimiento, pero tratando de enfrentar la vida como él me había enseñado: sonriendo. Mi mamá llegó al apartamento para darme la noticia. Mientras ella estaba atacada llorando, yo apenas reaccioné. Siempre me quedo pasmada por un momento, tratando de entenderlo todo, tratando de racionalizarlo. Luego, rompí en llanto.

***
Gloria era una tía de mi papá, la menor de todos, no se llevaban muchos años y era tan divertida como él. Los dos se la llevaban muy bien, siempre que nos reuníamos nos reíamos a más no poder a punta de los chistes que ellos contaban y de todo lo que molestaban. A Gloria le hicieron hace unos días una cirugía a corazón abierto para reemplazar las válvulas del corazón. Estuvo siete días en la unidad de cuidados intensivos y ayer llamamos a la clínica para preguntar por ella. Nos informaron que había fallecido. De nuevo, no pude llorar. Me quedo como repasando una película, pensando en momentos ya vividos que veo nítidos, casi recreados a mi alrededor, me quedo pensando en la voz de la persona, en la risa, en los gestos, en cuándo fue la última vez que nos vimos…luego de procesar todo eso, luego de caer en cuenta que esos momentos ya no volverán nunca, ahí sí salen las lágrimas. No importa cuántas veces enfrente uno este tipo de situaciones, nunca terminará de acostumbrarse.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Redes


"Life has a funny way
of sneaking upon you when you think everything's ok, 
and everything's going right,
and life has a funny way
of helping you out when you think everything's gone wrong 
and everything blows up in your face"

A A le gusta desesperadamente B pero él parece no darse cuenta aunque todos los demás lo notamos. Todos pensábamos que a B le gustaba mucho C y por eso la trataba tan mal (como cuando uno está en primaria) pero no lo sabemos a ciencia cierta y resultó que quienes morían por C eran D y E, aunque entre ellos jamás se han comentado nada. E sin embargo está perdidamente enamorado de F y ella le corresponde, pero casi siempre está muy lejos. E y F son muy amigos de G quien por cosas de la vida y esos giros inesperados que siempre ocurren, ha encontrado a H y está increíblemente feliz. H solía salir con I hace un buen tiempo, pero ahora I está saliendo con Z, quien estuvo perdidamente enamorado de G por varios años, pero ella jamás le hizo caso.

Por otra parte, A es muy amiga de J y K, que también son muy amigos entre ellos, a tal punto que todos pensábamos que tenían algo. Pero lo cierto es que J tiene novio y que K en realidad se había fijado desde hace mucho tiempo en L, contemplándola desde lejos porque ella siempre estaba con acompañada de B, E y G y otro grupo más grande y cuando se veían no había oportunidad de conversar. Finalmente y quizás por alguna alineación extraña de los planetas K y L descubrieron que sí se gustaban y ahora están saliendo.
L es muy amiga de M y O y conoció recientemente a N porque E le está enseñando a hacer unos experimentos en el laboratorio. Como B y E están trabajando permanentemente en el laboratorio, un buen día M llegó mientras N estaba ahí y se conocieron. A M le gustó bastante N e incluso la invitó a salir porque tienen muchísimas cosas en común. Sin embargo, N no quiso una segunda cita y M tuvo que retirarse con el ego herido. Como L es amiga de los dos, sabía perfectamente lo que pasaba pero no se atrevió a decir nada porque en el pasado había aprendido que en asuntos de parejas, citas y coquetería de otros es mejor no meterse.

L también es amiga de P desde hace muchos años y la ha integrado al grupo porque P es una de esas mujeres que valen mucho la pena. Sin embargo, por alguna razón no ha encontrado a alguien que la valore a pesar de ser bonita, inteligente, amable y divertida. Hace unos días P conoció a todo el grupo y pensábamos que K se había fijado en ella para más tarde descubrir que desde hacía tiempo - como ya lo he dicho - suspiraba en secreto por L por lo cual entre K y P no pasó nada. Hace un tiempo Q, que era un compañero del trabajo anterior de P se le declaró, pero lo hizo muy tarde, justo antes de viajar fuera del país. P no sabe qué hacer. P se habla también con R con quien comparten el mismo nombre y que ha estado bastante ocupada últimamente, aunque eso no ha impedido que se fije en S y que le pregunte con cada vez más timidez y con las rodillas temblando cada vez más cualquier cosa que necesite. No ha pasado nada por lo cual R se da golpes de pecho y le dice a L que lleva mucho tiempo sola y que está cansada. Pero lo cierto es que la vida es así, presenta cosas inesperadas como lo de G y H, como lo de K y L, nos tienta constantemente como a E con C, nos deja con incertidumbres como a A con B y a veces nos sorprende de formas no muy gratas, como a M con N. Algunos están solos y se sienten bien así, como O y N, otros están solos y quieren a alguien como P y R. La vida es una red compleja, no sólo a nivel biológico sino también en las relaciones humanas. L le cuenta esta historia a R cada vez que se siente sola, para que sepa que no es la única y que a veces, cuando uno menos lo espera, la vida lo sorprende.


jueves, 25 de octubre de 2012

I DON’T wanna be somebody else


Every day I fight a war against the mirror,
I can’t take the person starin’ back at me
I’m a hazard to myself
don’t let me get me,
I’m my own worst enemy,
it’s bad when you annoy yourself
so irritating
don’t wanna be my friend no more
I wanna be somebody else

Era el año 2001 cuando Pink lanzó al público “Don’t let me get me” y me cuesta pensar en una canción que describiera tan perfectamente cómo me sentía yo. Es más, no solo como me sentía en ese momento sino durante varios años, tal vez más de los necesarios.

No estoy segura de las razones exactas pero yo me detestaba. Odiaba ser quién era, no me gustaba nada de mí no solo en el aspecto físico sino también en la forma de ser, de actuar, de pensar. Entonces, decidía experimentar imitando a quienes admiraba lo cual no era muy bien recibido ni aceptado y el irremediable desenlace era llegar exactamente al mismo punto dónde había comenzado pero con una derrota más en el camino.

Han pasado muchas cosas desde entonces, he aprendido a ser considerada conmigo misma, a dejar de tratarme con desdén, al fin siento - no importa qué tan hippie parezca - que me gusta cómo soy, me gusta en quien me he convertido, me gusta que a mi alrededor estén personas tan valiosas y que quienes no me aprecian o a quienes simplemente no les agrado, están fuera de mi vida como debe ser. He aprendido a dejar de ponerme en el papel de víctima y a dejar de culparme de absolutamente todo, aunque eso sí, tratando de conservar las proporciones de las cosas: se cometen errores, se aceptan y se trata de llevar la vida lo mejor posible. Simple.

Esta mañana mientras me alistaba para salir a trabajar, me acordé de repente de la canción, así, de la nada. Noté para mi sorpresa que me acuerdo de toda la letra y la canté completa. Luego la busqué en internet para escucharla y sentí cosas diferentes, como si pudiera ver ese pasado desde lejos, un recuerdo más, una lección de vida. Me sentí satisfecha y sobretodo feliz, porque al fin puedo decir que me acepto como soy, que me gusta quién soy y que no cambiaría nada.


lunes, 15 de octubre de 2012

Mi propia fórmula de motivación


Hoy encontré en Twitter y en Facebook una lectura motivacional que me dejó un colega bajo el principal interrogante de ¿cuánto tiempo le dedica usted a su investigación a la semana? ¿Yo? Yo le dedico todo el que puedo. Necesito trabajar para poder pagar la maestría y una buena parte del tiempo restante estoy en el laboratorio haciendo experimentos o escribiendo cosas o leyendo para ponerme al día en este tema de células madre que es bien denso. Mencionan que algunos le dedican entre 80 y 100 horas semanales, que van los fines de semana, que trabajan desde la casa gracias a internet, que leen cuantos artículos pueden a la semana, en conclusión, que dedicarle la vida a la ciencia es literalmente eso: dedicarle absolutamente cada minuto de su tiempo a su investigación.

Creo que es lo suficientemente claro que yo amo la biología, que amo leer, investigar, pensar, estoy feliz por la oportunidad que tengo ahora de dedicarme a trabajar en cáncer que es un tema que siempre me ha interesado. Es un honor  para mí trabajar con los profesores que me rodean ahora, tener la oportunidad de escucharlos, de estar en sus clases, de ver cómo avanzan las cosas a pasos agigantados gracias a una comunidad enorme de personas alrededor del mundo que le dedican su vida a la ciencia. Sin embargo, yo no quiero vivir así. Al menos no de esa manera tan rígida y cuadriculada.

Sí, hay que tener vocación para esto, a veces hay que ir los fines de semana, trabajar en las noches, desde la casa, matarse muchísimo para pensar en una idea, una sola que justifique un proyecto, conseguir la financiación, diseñar los experimentos…está bien, yo le dedico a eso todo lo que quieran, pero también necesito otras cosas para ser feliz. Y es que finalmente, mi meta en la vida es ser feliz.

Para ser feliz necesito bailar, por ejemplo. Comenzó como un hobby, pero ahora es mucho más, es un estilo de vida, es mi oxígeno, es un lugar en que me siento segura y es un espacio exclusivamente para mí. Puede que tenga que hacer un experimento gigante, pero por nada del mundo sacrifico horas de danza e incluso, estoy tratando de organizar el tiempo para dedicarle más. Escucho la música en los buses, me imagino las coreografías, trabajo en relajar las muñecas y las manos mientras voy en Transmilenio.


Para ser feliz necesito también aprender y hacer cosas que no sean científicas. Necesito literatura, necesito dibujar, necesito escuchar música, necesito escribir en este blog, necesito estar en Twitter, ver Once Upon a Time. Incluso he considerado hacer otro pregrado o una maestría en algo como Filología o Literatura, algo que esté al otro extremo de mi carrera. Estoy convencida también que meterse de lleno en una única cosa termina cerrando las perspectivas, pero un conocimiento integral le permite a uno observar un panorama muchísimo más amplio. La biología misma lo indica: el cerebro trabaja a partir de complejas redes que se crean entre las neuronas, el conocimiento no existe a menos que uno tenga la capacidad de relacionar conceptos, de buscar conexiones y si de lo único que uno aprende es de una cosa, no va a salir de ahí, no va a relacionar nada.

No sé qué voy a hacer cuando termine la maestría, pero sí sé que no me voy a ir inmediatamente a buscar un doctorado, porque trabajar es otra de esas experiencias necesarias para la vida y que me hace feliz. No quiero con esto afirmar que mi forma de ver el mundo es la correcta o la que debe funcionar a todos. Digamos más bien, que esta es mi propia carta de motivación.




domingo, 7 de octubre de 2012

Folclore de Oriente II



2.  Melaia, Mileya o Melaya:

Alejandría, la misma ciudad de la enorme biblioteca que desafortunadamente se quemó y redujo a cenizas una enorme cantidad de libros, depósito del conocimiento del mundo antiguo. Ciudad costera del Mediterráneo, fundada por Alejandro Magno y principal puerto del país. Era la segunda ciudad de mayor importancia después de El Cairo. Se comerciaba estaño, algodón, bronce y seda.

Como en toda ciudad con un puerto de gran actividad comercial, había muchos marineros que transitaban en la ciudad. Las mujeres habitantes de Alejandría utilizaban entonces un manto negro llamado melaya con el fin de cubrir su cuerpo de miradas indeseadas. Entre los siglos XIX y XX absolutamente todas las mujeres utilizaban este manto que les cubría de la cabeza a los pies como símbolo de respeto y dignidad.


Como ya lo había mencionado en la entrada anterior, en la década de los 60, el maestro egipcio Mahmoud Reda, bailarín y coreógrafo de ballet recorrió el país entero para recopilar la información cultural. Cuando llegó a Alejadría no encontró un baile típico pero sí una dinámica interesante entre las mujeres que habitaban allí con su melaya y los marineros. Las mujeres más jóvenes utilizaban la melaya como una especie de objeto adicional para coquetear con los hombres. A pesar de la imposibilidad de observar sus cuerpos, la expresión de las mujeres era claramente observable en los ojos que son muy expresivos y su carácter inocente, dulce y juguetón construía una escena bastante particular e interesante que el maestro Reda aprovechó para construir un nuevo baile folclórico que más tarde adaptó para escenario.

El vestuario dista mucho de la idea que tenemos de la danza árabe, porque de nuevo, estamos hablando de una cultura, de una cotidianidad. Las mujeres utilizan vestidos de colores alegres hasta la rodilla, con boleros y en ocasiones flores, sandalias de tacón, el cabello recogido o suelto y con flores y por supuesto, la melaya.  Hay que tener en cuenta que este objeto es un manto pesado, oscuro y no un velo. Existe toda una técnica para envolverse con la melaya, especialmente mientras se baila porque la coreografía incluye el juego con ella que observó Reda. La música en general la cantan hombres y habla de cómo estas mujeres los seducen de una manera tan sutil pero fulminante.

Es un baile juvenil y divertido, con pasos mucho menos sofisticados y quizás un poco más cercanos al sabor latino en el que crecimos. Cuando hicimos el taller fue divertidísimo y en el grupo resultó tan ameno que elegimos la Melaia para presentarla a final de año. Al principio, habría preferido bailar Hagalla, pero en este momento, estoy feliz con este baile. Fue la mejor elección.




It's Britney, bitch


La semana pasada estuvo cumpliendo años el disco compacto y en la X hablaron un buen rato sobre el tema. Mencionaron la nostalgia que sienten los coleccionistas porque antes de sus treinta primaveras el CD prácticamente ha caducado: la gente ya no compra discos, no les encuentran gracia, les parecen muy costosos y sobretodo sin sentido. Nuestra época está dominada por el rápido intercambio de información a través de internet y eso por supuesto, incluye la música. Si uno puede acceder al nuevo álbum de Muse sin pagar un peso por él, es cientos de veces mejor que comprar un disco de $35.000 o $40.000.

A mí no me da nostalgia por el disco compacto porque la nostalgia es la tristeza por lo conocido y yo al vicio de los CD’s llegué tarde por muchas razones. Durante mi infancia, la pasión por la música no era mucha, básicamente porque vivía con mis abuelos y a ellos les gustaban los boleros, pasodobles y la música colombiana que a mí no me gustaba. Eso era lo único que sonaba en mi casa, mis papás tenían gustos diferentes, pero donde manda capitán no manda marinero, así que la musicalización era dominada por Silva y Villalba y similares. Mi abuelo dejó una colección enorme de acetatos y otra de unos 100 CD’s originales variados que hoy en día me gusta escuchar. Cómo es de curiosa la vida. Hay otra colección no menor que dejó mi papá pero de cassettes, que tienen una menor calidad en el sonido, pero eran suyos y por lo tanto, son como tesoros para mí. A él le gustaba toda la música, pero especialmente para bailar y gracias a él conocí lo mejor de la salsa, por ejemplo.

Creo que ya lo había mencionado en otra entrada, pero el primer CD que yo tuve fue el “Baby one more time” de Britney Spears. Ahí están las primeras canciones que me aprendí de verdad en inglés gracias al librillo que venía que era a su vez un afiche. Britney significó muchas cosas para mí y todavía me trae infinitos recuerdos, partió mi vida en dos. Mi mamá vendía música de Globo Musical en ese momento y yo le pedía CD’s porque le salían más baratos. Sin embargo no fueron muchos, porque en la casa había una situación económica tensa y es cierto que la música original no es una prioridad.

Cuando finalmente salí de la universidad y comencé a trabajar, pude darme el lujo de comprar discos originales. Tengo una lista de espera en alguna parte con los discos y libros que quiero adquirir en el momento en que sea propicio. Comencé comprando los de Coldplay (¡al fin!) y los de Muse para agregarlos a mi muy modesta colección. En este momento, no puedo comprar muchos, pero de vez en cuando paso por las tiendas a ver qué hay y si puedo comprar algo. En el laboratorio se siguen burlando de mí porque les parece absurdo comprar cosas que puedo conseguir gratis en internet o piratas en la 45.

Me tomó un buen tiempo entender que un disco es el resultado de muchísimo trabajo. Es una pieza cuidadosamente pensada para imprimir un mensaje de la banda o el cantante que lo hace. Escribir las canciones, el orden en que se presentan, elegir el trabajo artístico, la imagen, las fotos, el librillo, todo. Mi profesión no puede distar más del arte. Debe ser por eso que lo valoro tanto.

Una vida que vale la pena

No creo haber leído antes dos obras de autores colombianos consecutivas salvo quizás por un par de libros de García Márquez. He pasado un bu...