Semana santa es
la época propicia para que aparezcan muchos creyentes a burlarse de los ateos.
Y bueno, no les voy a negar que para algunos casos hasta razón tienen: hoy en
día decir que uno es ateo (también tienen la costumbre de decir que son
bipolares) es un asunto casi viral. Todos lo dicen sin necesariamente serlo. Y
muchas gracias por hacernos quedar mal.
Yo soy atea.
Estudié en un colegio de monjas, crecí en un hogar católico, estuve rodeada de
clases de religión, agustinismo, ética, moral, valores y todo tipo de cosas. Y
sin embargo, no creo en dios. No tiene nada que ver con mi carrera, hay
muchísimos biólogos que creen en dios, aunque bajo otros parámetros, como
fuerza organizadora, como impulso vital, como combustible de los sistemas
biológicos, no como un señor barbado con aureola. Yo no creo desde que estaba
en el colegio y tengo mis razones, pero tengo claro que creer en dios es asunto
de fe, cosa que yo no tengo. Y de acuerdo con sus propias leyes religiosas, si
no hay fe no hay nada, ergo, no hay dios en mi vida.
Sin embargo, sí
quiero aclarar que una cosa es creer en dios, otra cosa es la religión y otra
cosa es tener ética, ojo, porque son bien diferentes. No sé por qué razón,
quienes son creyentes asumen que los que no creemos automáticamente no tenemos
valores ni moral. Yo no creo en un ser supremo que determina mi existencia, no
creo en que por rogar algo incesantemente se me cumpla, no creo que alguien nos
haya creado a su imagen y semejanza ni que el hombre sea la cúspide de la naturaleza,
creo que yo soy dueña de mi vida, que las cosas no suceden a menos que uno las
haga, sé que no somos los reyes de la vida y mucho menos la cúspide de nada. En
ningún momento pongo en tela de juicio las normas que me enseñaron para vivir
en comunidad, estoy convencida que todos merecemos respeto y que robar y matar
es malo y para eso no necesito las tablas de la ley.
En cuanto a la
religión, es una institución como muchas otras, con sus representantes buenos y
malos, con aspectos buenos y no tan buenos y no pretendo emitir juicios de
todos los fieles con base en, por ejemplo, los múltiples casos de pedofilia en
representantes de la iglesia católica. Eso sería caer en el mismo juego de “todos
los ateos son malos” o cosas por el estilo y no es cierto además, porque he
conocido sacerdotes y personas católicas respetables y amables.
El problema es
que estamos perdiendo - como por variar - la perspectiva de las cosas. Estamos
preocupadísimos todos por criticar y juzgar la forma de pensar y actuar de los
demás, especialmente cuando son diferentes a nosotros, que se nos olvida lo
realmente importante. Una persona puede ser buena o mala independientemente de
sus creencias religiosas. Hitler era católico… ¿entonces fue bueno? Yo no creo
en dios… ¿entonces soy mala? Díganme por favor que no somos tan cerrados.
Otra crítica
importante de muchos fieles es que los ateos somos así sólo hasta que
enfrentamos un problema grave. Hay mucha gente que es así, es cierto, pero no
todos, así como no todos los sacerdotes son violadores. Generalizar nos tiene
jodidos. Emitir juicios sin conocer a las personas también. Y por favor, no se
lo tomen personal: quienes somos ateos no lo hacemos por llamar la atención, ni
por despotricar de dios, ni por sacarles la piedra. Es una convicción personal
y es tan respetable como la fe que tienen ustedes en un ser supremo. Y a los
ateos, burlarse de los fieles también es una pendejada, dejémoslo así. El
asunto es de fe y ahí no nos vamos a poner de acuerdo, pero no por eso vamos a
negarnos la oportunidad de conocer gente valiosa.
Y por cierto, ante las críticas de las vacaciones por derecha que nos tomamos a pesar de la falta de fe, aclaro que yo estoy trabajando, como de costumbre.
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